Descubren campo de entrenamiento del CJNG con crematorios clandestinos en Teuchitlán, Jalisco

El hallazgo de tres crematorios clandestinos en el Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, ha sacudido a la opinión pública. Según el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, que realizó el descubrimiento tras denuncias anónimas, el sitio era utilizado tanto para la eliminación de cuerpos como para el adiestramiento de sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). En un espacio de más de 10 mil metros cuadrados, las autoridades encontraron evidencia escalofriante, incluyendo restos óseos calcinados, ropa y objetos personales de víctimas.

 

Las imágenes difundidas en redes sociales mostraron montones de ropa clasificados por tipo, así como mochilas, maletas y otros artículos personales que presumiblemente pertenecían a las víctimas. También se encontraron altares improvisados dedicados a la Santa Muerte, una deidad frecuentemente venerada por grupos del crimen organizado. Este descubrimiento subraya la magnitud de la violencia y el desprecio por la vida humana con la que operan los cárteles.

Además de los crematorios, el rancho funcionaba como un espacio de entrenamiento militarizado. En el lugar se localizaron casquillos de bala, cargadores y señalizaciones de tránsito perforadas con disparos, indicando prácticas de tiro realizadas por los miembros del cártel. Estas tácticas no son nuevas, pero el CJNG ha perfeccionado el uso de métodos cuasi militares en su expansión territorial.

 

Se sabe que el CJNG recurre al reclutamiento forzado mediante engaños, como ofertas laborales falsas, e incluso secuestros. Esto ha contribuido al alarmante incremento de desapariciones en Jalisco, que cerró el 2024 con 15,348 casos reportados. Estas cifras sitúan al estado como uno de los más afectados por este fenómeno en México.

El colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, encargado del hallazgo, se ha convertido en una fuente crucial de esperanza para familias que buscan a sus seres queridos. Aunque no tienen los recursos gubernamentales, su compromiso ha sacado a la luz sitios como el Rancho Izaguirre, donde el terror y la violencia han dejado huella.

 

Este descubrimiento no es un caso aislado; prácticas similares han sido identificadas en otros estados como Michoacán, Tamaulipas y Sonora. Esto expone un patrón recurrente en el modus operandi de los cárteles y la insuficiencia de las estrategias de seguridad implementadas por el gobierno.

Mientras que familias de desaparecidos esperan identificar pertenencias y obtener respuestas, este caso pone de manifiesto la urgencia de reforzar las políticas de seguridad y apoyo a las víctimas. El hallazgo de estos crematorios clandestinos es un recordatorio brutal de la impunidad que prevalece en muchas regiones del país.

 

 

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