Mapimí, el encantador Pueblo Mágico de Durango, se perfila como un destino esencial para los amantes de la historia, la cultura y las aventuras naturales. Este oasis en el semidesierto no solo se enorgullece de su pasado minero y su rica herencia colonial, sino que también ofrece a sus visitantes una diversidad de atractivos turísticos que lo convierten en un tesoro por descubrir.
Fundado en 1598 y hogar de las etnias cocoyomes y tobosos, Mapimí ha sido testigo de importantes episodios en la historia de México. Su fama se consolidó con la fundación de la mina Ojuela, primera en ser descubierta y explotada en la región. Este legado minero, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, se suma al encanto de este poblado que fue declarado el primer Pueblo Mágico de Durango en 2012 y forma parte del Camino Real de Tierra Adentro.
Los viajeros pueden comenzar su exploración en la Plaza de Armas, donde el tiempo parece detenerse entre las callejuelas y edificios que narran historias de épocas pasadas. El Callejón de las Flores, refugio del legendario Francisco Villa, y el Templo de Santiago Apóstol con su fascinante fachada barroca, son solo algunas de las paradas obligatorias en este viaje a través del tiempo.
El patrimonio cultural de Mapimí se extiende hasta el Panteón Municipal, donde las esculturas de arte funerario de Benigno Montoya adquieren una especial relevancia. Asimismo, la Mina de Santa Rita invita a los visitantes a sumergirse en el rico pasado minero que define a esta región.
Una de las joyas de Mapimí es, sin duda, el Puente de Ojuela. Esta maravilla de la ingeniería del siglo XIX, que se extiende majestuosamente sobre un barranco de 95 metros de profundidad, ofrece una experiencia única para aquellos que se atreven a cruzarlo, ofreciendo vistas espectaculares de los alrededores.
Además de su patrimonio histórico y cultural, Mapimí invita a los aventureros a descubrir sus maravillas naturales como la Sierra del Sarnoso, las Grutas del Rosario y la Zona del Silencio, un lugar envuelto en misterio y belleza natural. El Parque Estatal Cañón de Fernández y la Reserva de la Biósfera de Mapimí completan la oferta para los amantes del ecoturismo.