Cuando pensamos en cenotes, la imagen que comúnmente llega a nuestra mente es la de los famosos cenotes de la Península de Yucatán. Sin embargo, el corazón de la selva veracruzana alberga una maravilla natural poco conocida que está esperando ser explorada: los cenotes de Veracruz. Esta ruta de cenotes vírgenes promete ser una experiencia inolvidable para los aventureros y amantes de la naturaleza que buscan destinos únicos fuera de los circuitos turísticos convencionales.
Situada al sur del estado, en la Sierra Madre del Sur, y colindando con el estado de Oaxaca, la región de Uxpanapa se destaca por su belleza escénica y su rica biodiversidad. Es en este entorno donde se encuentran estos cuerpos de agua color turquesa, creados por la filtración natural del agua de lluvia a través del suelo calizo, formando amplias pozas que invitan a la exploración y el asombro.
Más allá de la natación y el buceo en estas aguas cristalinas, la región ofrece a sus visitantes la oportunidad de experimentar la naturaleza en su estado más puro. Podrás hidratarte directamente de los manantiales, refrescarte en pequeñas albercas naturales formadas entre cañones de roca, y disfrutar del relajante sonido de las cascadas. Para aquellos que deseen prolongar su estancia, la zona ofrece espacios para acampar, y la hospitalidad de los lugareños garantiza una experiencia culinaria memorable, con platillos que fusionan lo mejor de las cocinas oaxaqueña, chiapaneca y veracruzana.
La preservación de estos paraísos naturales es de suma importancia. Por ello, se insta a los visitantes a adoptar prácticas responsables durante su estancia, tales como no dejar basura, evitar la música alta, no usar productos químicos que puedan dañar el ecosistema acuático, y respetar la flora y fauna locales.
La aventura hacia estos cenotes comienza en Acayucan, desde donde se sigue la ruta hacia Matías Romero y finalmente hasta Boca del Monte. Desde la Ciudad de México, el viaje por carretera dura aproximadamente 6 horas y media, mientras que el viaje en avión hasta el aeropuerto de Ixtepec, seguido de un trayecto por carretera, reduce el tiempo total a unas 2 horas.