En el vasto y rico tapiz cultural de Yucatán, más allá de los destinos turísticos consagrados como Izamal, Valladolid y Maní, existen pequeñas joyas esperando ser descubiertas. Ticul, Muna, Maxcanú, Santa Elena, Acanceh, Eknakán y Homún son solo algunos de los pueblos encantadores que ofrecen una ventana a la auténtica esencia yucateca, a sus tradiciones, gastronomía y maravillas naturales.
Ticul: La puerta al mundo maya
Ticul, conocido como el «lugar donde se rompen los cántaros», seduce a sus visitantes con su arquitectura de influencia virreinal y las esculturas de piedra que adornan su parque central. Además de su rica cultura, Ticul es un punto de partida para quienes buscan explorar las profundidades de la cultura maya a través de su gastronomía, donde el kibis se ha integrado a la tradición local.
Muna: Una ventana a Uxmal
En ruta hacia las majestuosas ruinas de Uxmal, Muna ofrece un respiro lleno de color y sabor. Su iglesia color salmón y el vasto parque son solo el comienzo de una experiencia que puede extenderse al Mirador de Muna, un complejo ecoturístico desde donde se puede admirar la selva yucateca.
Maxcanú y sus secretos
Maxcanú, a corta distancia de la zona arqueológica de Oxkintok, invita a los visitantes a perderse en su «tza tun tzat», un laberinto maya de significado sobrenatural. Además, las ruinas de la ex Hacienda Santa María Eduviges Chan Chocholá añaden un toque de misterio y aventura a este destino.
Santa Elena y Kabah: Entre momias y dioses mayas
Santa Elena no solo comparte la arquitectura religiosa característica de la región sino que también alberga el Museo de las Momias, mientras que Kabah destaca por sus imponentes estructuras mayas, especialmente Codz Pop, decorada con máscaras del dios Chaac.
Acanceh: Donde el pasado confluye
Acanceh sorprende al visitante con la convivencia armónica de su pirámide maya y la Iglesia de Nuestra Señora de la Natividad. Este pueblo es un testimonio vivo de la rica historia yucateca, donde se pueden encontrar vestigios mayas en los rincones menos esperados.
Eknakán: Gótico en la selva yucateca
Eknakán, posiblemente el menos conocido de estos tesoros ocultos, es imperdible para los amantes de la arquitectura con su Iglesia de San José de influencia gótica, una rareza en la región.
Homún: Oasis de cenotes
Finalmente, Homún se distingue por su belleza natural subterránea, con un sinfín de cenotes cristalinos que invitan a la aventura y al descanso, complementados por la oferta de glamping en Hameki, donde la conexión con la naturaleza es absoluta.