En el vasto mosaico de la historia mexicana, se encuentran tesoros ocultos que nos revelan los vínculos entre el pasado y el presente. Uno de estos tesoros, el «Perrito Alegre con Ruedas», ha emergido como un testigo silencioso de la alegría y la diversión que han acompañado a los niños mexicanos a lo largo de los siglos.
Este encantador juguete, descubierto en la zona arqueológica Tres Zapotes, Veracruz, es un testimonio de que la preocupación por la felicidad de los niños no es algo nuevo en la historia de México. El «Perrito Alegre con Ruedas», atribuido a la cultura olmeca, data del siglo VIII de nuestra era, lo que lo convierte en el juguete más antiguo conocido en territorio mexicano.
Lo que hace que este juguete sea aún más especial es su versatilidad. Si observamos detenidamente su diseño, notaremos una peculiaridad: su cola no es solo decorativa. Este amigable can también funciona como un silbato, añadiendo un toque musical a la diversión de los niños de la antigüedad. Una maravilla multifuncional que aún hoy nos asombra.
El «Perrito Alegre con Ruedas» no está solo en su importancia histórica. Tras su descubrimiento en Tres Zapotes, otros juguetes han surgido en el mismo sitio arqueológico. Estos incluyen representaciones de jaguares, monos, armadillos y pajaritos. Sin embargo, la arqueología plantea preguntas sin respuesta segura: ¿Quién creó este juguete?, ¿A qué niño o niña perteneció?, ¿Cómo jugaban con él?, ¿Qué mundos imaginarios exploraban mientras disfrutaban de su compañía?
Afortunadamente, hoy tenemos la oportunidad de apreciar a este alegre can de arcilla en el Museo Nacional de Antropología (MNA), ubicado en la Salsa del Golfo. Este tesoro arqueológico nos recuerda que, a lo largo de los siglos, la sonrisa de un niño ha sido uno de los tesoros más preciados de la humanidad, y el «Perrito Alegre con Ruedas» sigue transmitiendo esa alegría a través de los siglos.
Este juguete antiguo nos conecta con nuestros antepasados y nos recuerda la importancia de la infancia y la diversión en la historia de México. Un recordatorio de que la felicidad y la imaginación son verdaderos tesoros que trascienden el tiempo y la tecnología.