Por Juan Pablo Ojeda
La promotora cultural Hilda Trujillo, quien fuera directora de los museos Anahuacalli y La Casa Azul, ha revelado la alarmante desaparición de al menos diez obras originales de Frida Kahlo, además de la subasta de varias páginas del icónico Diario de la artista. Tras cuatro años de investigación y documentación, Trujillo ha logrado juntar pruebas que corroboran estos actos de sustracción, las cuales ha publicado en su blog.
En una entrevista exclusiva con El Universal, Trujillo expresó su profunda tristeza y consternación ante el robo de piezas tan significativas del patrimonio artístico de México. «Es una tristeza tremenda», señaló, refiriéndose a la desaparición de obras emblemáticas como Retrato de Irene Bohus, Fantasía de una estufa, Dibujo drolático, Mi chata ya no me quiere, y Dibujo estudio para mis abuelos, mis padres y yo, las cuales se encuentran actualmente en colecciones privadas. La investigación también reveló que estas obras fueron sustraídas entre finales de la década de los 50 y finales de los 90, lo que sugiere un robo sistemático que ha afectado la integridad de la obra de Kahlo.
Además de las pinturas, la sustracción también incluye 12 páginas del Diario de Frida Kahlo, un documento personal de gran valor histórico y cultural. Este diario es considerado un testimonio esencial para entender tanto la vida personal como la visión artística de una de las figuras más importantes de México y del arte mundial.
Trujillo ha hecho un llamado urgente a las autoridades correspondientes para que intervengan y tomen las acciones necesarias para recuperar estas piezas y proteger el patrimonio cultural de México. Según la Ley de Monumentos Artísticos de 1972, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBAL) tiene la responsabilidad legal de preservar este tipo de patrimonio.
La desaparición de estas obras no solo es un golpe al patrimonio artístico, sino también un reflejo de la vulnerabilidad de los bienes culturales en el país. Las acciones para proteger las obras de Kahlo y otros artistas nacionales son más cruciales que nunca, y el caso ha generado un llamado a la reflexión sobre la necesidad de reforzar los mecanismos de protección del arte en México.