CDMX a 7 de julio, 2024.- La Marea Rosa, un movimiento cívico que ha defendido las instituciones democráticas en México, ha iniciado un debate interno sobre la posibilidad de convertirse en un partido político. Las organizaciones involucradas han planteado la idea de convocar a una movilización a mediados de agosto para exigir al INE respeto a la Constitución y evitar la sobrerrepresentación de Morena y sus aliados.
Sin la participación de los partidos PRI, PAN y PRD, que formaron la Coalición Fuerza y Corazón por México, el movimiento ha comenzado a explorar su futuro. En el Gimnasio Juan de la Barrera, en la Alcaldía Benito Juárez, representantes de 31 entidades discutieron esta posibilidad. Cecilia Soto, exabanderada presidencial petista, y Guadalupe Acosta Naranjo, del FNC, señalaron la necesidad de no rendirse y continuar la lucha.
Acosta Naranjo propuso realizar recorridos y reuniones por todo el país para consultar si deben convertirse en partido político y enfrentar a Morena en las elecciones federales intermedias de 2027 y las presidenciales de 2030. El movimiento cívico está dividido: algunos prefieren mantenerse al margen de los partidos políticos, mientras que otros creen que formar un nuevo partido es necesario para cumplir sus objetivos.
Cecilia Soto criticó las elecciones pasadas, acusando al presidente Andrés Manuel López Obrador de violar la Constitución y al crimen organizado de influir en los resultados. Soto afirmó que «es falso que Morena haya ganado en las urnas la mayoría en el Congreso» y que los partidos políticos de oposición también deben hacer un análisis crítico de su papel para no repetir errores en el futuro.
El objetivo del posible nuevo partido no es dividir a la oposición, sino ofrecer una alternativa a quienes no se sienten representados por los partidos actuales. La Marea Rosa busca construir una nueva fuerza política que pueda competir en las urnas y representar mejor a la sociedad civil.
La Marea Rosa, que no tiene dueño, según Soto, se enfrenta a un momento crucial. Las decisiones que tomen en los próximos meses determinarán su capacidad para influir en la política mexicana y defender los valores democráticos que han promovido. La consulta interna y la movilización planificada serán clave para definir su rumbo.