La muerte de la reina Isabel II el pasado 8 de septiembre fue un hecho que impactó al mundo, pues la emblemática monarca había estado al frente de la corona británica durante siete décadas, lo que la convertía en uno de los líderes más longevos a nivel global, así como muy respetada entre presidentes y políticos de distintas potencias mundiales. Ahora, a más de 20 días de su fallecimiento se ha hecho público su certificado de defunción, el cual confirma su causa de muerte.
El certificado fue firmado por la princesa Ana, hija de Isabel II, que acompañó a la monarca durante sus últimas horas de vida. Si la reina hubiera muerto en Inglaterra, no habría sido necesario registrar su fallecimiento ya que la ley sólo se aplica a los súbditos del soberano.
Pero la legislación, que se remonta a 1836, no se aplica en Escocia, que tiene un sistema jurídico distinto al de Inglaterra y Gales y estipula que «la muerte de toda persona» debe ser registrada. Cabe recordar que la monarca falleció en su castillo escocés de Balmoral.
Su hijo mayor, ahora el rey Carlos III, llegó al castillo de Balmoral al mediodía de ese 8 de septiembre, pero sus otros hijos Andrés y Eduardo, así como el hijo mayor de Carlos, el príncipe William, llegaron a Balmoral por la tarde, mientras que Harry llegó a la campiña escocesa mucho después, pues el esposo de Meghan Markle vive con ella en Estados Unidos.
Confirman causa de muerte de la reina Isabel II
Hora de la muerte: 15H10. Causa: «vejez». Profesión: «Su Majestad la Reina». El certificado de defunción de Isabel II, que falleció el 8 de septiembre a los 96 años, fue hecho público el jueves por el Archivo Nacional de Escocia.
La causa de muerte dada solo como «vejez», sin ningún otro tipo de causa enumerada, podría poner fin a la especulación de que la soberana estaba sufriendo de una condición particular en el último año de su vida, pese a que a principios de este año dio positivo a COVID-19 que, según admitió posteriormente, la dejó «exhausta».
Además, su salud estaba en declive desde que pasó una noche no programada en un hospital privado de Londres en octubre de 2021, lo que la obligó a retirarse de una serie de compromisos oficiales; y ya en sus últimos años, la corona británica fue muy discreta respecto al estado de la soberana.
Otro de los datos que llamó la atención en su certificado de defunción es que el castillo de Windsor, en las afueras del oeste de Londres, aparece como su dirección «habitual», pese a que el palacio de Buckingham en Londres es generalmente la residencia principal de los monarcas británicos.