Mucho antes de que los smartphones y las redes sociales dominaran nuestras vidas, México experimentó una revolución en las comunicaciones que cambió para siempre la forma en que nos conectamos entre nosotros y con el mundo. Desde el telégrafo y su intrincado código Morse hasta la tecnología satelital que nos llevó a las estrellas, la historia de las comunicaciones en México es una saga fascinante que abarca más de un siglo.
El telégrafo, una invención de Alfred Morse y Alfred Vail en Estados Unidos, marcó el inicio de una nueva era en la comunicación humana. La primera transmisión en Morse, «What hath God wrought?» (¿Qué nos ha traído Dios?), en 1844, conectó Washington con Baltimore y abrió las puertas a una forma de comunicación que llegaría también a México en 1849.
En México, el comerciante y diplomático Juan de la Granja fue clave en la introducción del telégrafo durante una época tumultuosa. Desde su llegada en 1849, el telégrafo se convirtió en un medio esencial para la transmisión de información y noticias. La primera conexión telegráfica en México se estableció entre Nopalucan en Puebla y la Ciudad de México en 1851, marcando el inicio de una red de comunicaciones que se expandiría por todo el país.
El telégrafo desempeñó un papel fundamental durante el Imperio de Maximiliano y el gobierno de Juárez, proporcionando una forma rápida de comunicación en tiempos de conflictos y revueltas. La federalización de los telégrafos en 1867 y la creación de la Dependencia de las Líneas Telegráficas del Supremo Gobierno consolidaron aún más su importancia.
Sin embargo, fue durante el Porfiriato y la Revolución Mexicana cuando el telégrafo vivió su «era dorada». Porfirio Díaz enfocó sus esfuerzos en modernizar México y expandir la infraestructura de comunicaciones. Durante su mandato, la red de telégrafos creció significativamente, y la radiotelegrafía se convirtió en una prioridad. La red de comunicaciones por telégrafo, con más de 40 mil kilómetros de longitud, se convirtió en una de las más importantes del país.
La Revolución Mexicana, en particular, se benefició enormemente del telégrafo, que permitió una rápida difusión de noticias y órdenes militares. Sin embargo, esta misma red de comunicaciones fue utilizada para derrocar a Díaz y traer un cambio político al país.
La llegada del satélite en la década de 1960 marcó un hito en la historia de las comunicaciones en México. Durante los Juegos Olímpicos de México 1968, México levantó su primera estación de comunicaciones vía satélite, abriendo las puertas a una nueva era en las comunicaciones. La tecnología satelital ofrecía una conexión más rápida y confiable en comparación con el telégrafo, y el país buscaba estar a la vanguardia en el mundo de las comunicaciones.
En 1992, después de 141 años de servicio, se canceló oficialmente el código Morse del Sistema Telegráfico en México. El telégrafo dio paso a las comunicaciones por satélite y otras tecnologías modernas, poniendo fin a una era icónica en la historia de México.
Hoy en día, el Museo del Telégrafo en México es un testimonio vivo de esta fascinante historia. Desde su fundación en 1966 como parte del Museo Nacional de Arte, este museo ha documentado la evolución de las comunicaciones telegráficas en México, desde su primer momento en 1849 hasta la última transmisión de un telegrama en 1992. El edificio que alberga el museo ha desempeñado varios roles a lo largo de los años, desde ser la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas hasta convertirse en el Museo Nacional de Arte en 1981.
La historia de las comunicaciones en México es un recordatorio de cómo la tecnología ha evolucionado y transformado nuestra forma de conectarnos. Desde el telégrafo hasta el satélite, este viaje ha sido una odisea de conexiones que ha acercado a las personas y ha abierto nuevas posibilidades en el mundo de la comunicación.