El estado de Yucatán ha experimentado recientemente fenómenos meteorológicos severos, coincidiendo curiosamente con la instalación de una estatua de Poseidón en el puerto de Progreso. Esta coincidencia ha despertado teorías en redes sociales sugiriendo que Chaac, el dios maya de la lluvia, está mostrando su descontento ante la presencia de un ícono de la mitología griega en su territorio.
Chaac, venerado en numerosos sitios arqueológicos de la península, se considera un pilar en la cultura maya, responsable de la lluvia y las cosechas. En contraste, la recién instalada figura de Poseidón, aunque es una obra de arte impresionante, ha sido vista por algunos como un desafío a las tradiciones locales.
La situación se ha intensificado con la llegada del huracán Beryl, previsto para el 4 de julio, que amenaza con más inundaciones y daños. Esta secuencia de eventos ha llevado a un ferviente debate en la comunidad sobre la importancia de respetar las creencias y tradiciones culturales locales en la selección de símbolos públicos.
Mientras la comunidad científica y las autoridades desestiman cualquier conexión sobrenatural entre los eventos climáticos y la estatua, la discusión subraya un punto crucial sobre la identidad cultural y su papel en la cohesión comunitaria. Mientras tanto, los residentes y las autoridades se preparan para enfrentar las adversidades climáticas, recordando la poderosa influencia de la mitología en la percepción pública.