En una época no tan lejana, los policías de tránsito de la Ciudad de México eran personajes respetados y queridos por la población. Durante casi todo el mes de diciembre, los mexicanos les brindaban muestras de aprecio en forma de obsequios para celebrar la Navidad y el Año Nuevo. Sin embargo, esta tradición perdida ha quedado en el pasado, y hoy en día, pocos ciudadanos tienen un aprecio similar por los uniformados. ¿Qué cambió desde entonces?
El esplendor de los agentes de tránsito
La tradición de regalar obsequios a los agentes de tránsito tuvo su auge en una época en la que figuras icónicas como Pedro Infante y Luis Aguilar filmaban la película «A toda máquina». En esos días, los policías de tránsito eran respetados y admirados por su trabajo en las calles de la Ciudad de México.
Las fotografías de aquellos tiempos nos muestran a los agentes de tránsito en sus esquinas, rodeados de regalos de automovilistas, vecinos y dueños de tiendas. Incluso empresas como Mabe se sumaron a la causa, regalando, probablemente, refrigeradores a más de uno. La lista de obsequios incluía cartones con huevo, sidras, despensas, calendarios, paquetes de galletas, cigarros, cervezas, bolsas de café, jabones, canastas navideñas, sillas de mimbre, electrodomésticos y mucho más.
El «Día del agente de tránsito»
El 22 de diciembre de 1949 marcó un hito importante en esta tradición. Fue el resultado de una iniciativa de la Asociación Mexicana Automovilística, que instaba a considerar a los policías de tránsito como «valiosos guardianes de la seguridad de los automovilistas y de los peatones». Su trabajo contribuía a reducir los accidentes de tránsito, y por eso, esa fecha se convirtió en el «Día del agente de tránsito».
En ese día, se alentaba a quienes quisieran obsequiar algo a los agentes a considerar que trabajaban en dos turnos, por lo que debían contemplar regalos para ambos. La tradición floreció y se convirtió en una expresión tangible de gratitud hacia aquellos que velaban por la seguridad vial.
El declive de la tradición
Sin embargo, con el tiempo, esta hermosa tradición comenzó a desvanecerse. La causa de este declive es motivo de especulación, pero muchos creen que se relaciona con la creciente percepción de corrupción en algunos agentes de tránsito. La palabra «mordida» se hizo popular para referirse a las dádivas monetarias que se entregaban a estos agentes, lo que minó la confianza del público en ellos.
Hoy en día, pocos ciudadanos consideran dar obsequios a los policías de tránsito en diciembre, y la relación entre los uniformados y la sociedad ha cambiado drásticamente. La tradición se ha perdido en el camino, y lo que alguna vez fue una muestra de respeto y gratitud, ahora es un recuerdo nostálgico de tiempos pasados.
Un cierre reflexivo
En medio de esta evolución en la relación entre los mexicanos y los agentes de tránsito, surge una pregunta: ¿Deberíamos recuperar la tradición de dar obsequios a los policías de tránsito en diciembre? Tal vez recordar este gesto de gratitud podría ayudarnos a reforzar los lazos entre la comunidad y aquellos que trabajan para mantener nuestras calles seguras durante todo el año. ¿Y tú, le regalarías algo al policía de tránsito más cercano para que pase las fiestas decembrinas? La respuesta queda en manos de cada uno de nosotros.