Cruz Azul y Tigres reparten emociones en Monterrey y dejan todo para la vuelta en C.U.

Por Juan Pablo Ojeda

 

En Monterrey hubo fútbol del bueno. Intensidad, emociones y goles que se resistieron hasta el último suspiro. Cruz Azul y Tigres UANL firmaron un empate 1-1 en el partido de ida de las semifinales de la Copa de Campeones de la Concacaf, dejando todo abierto para la vuelta en el Estadio Olímpico 68. La batalla, apenas comienza.

El equipo de Vicente Sánchez, técnico uruguayo que sigue sumando crédito con los celestes, se plantó sin miedo en el Universitario y pegó primero. Fue Rodolfo Rotondi, el argentino con olfato de cazador, quien al minuto 68 mandó guardar la pelota después de una gran jugada colectiva que inició por la banda izquierda. Alexis Gutiérrez peleó y centró, Ángel Sepúlveda aguantó el balón como poste y Rotondi definió con frialdad. Gol de vestidor en el segundo tiempo.

Pero antes de ese momento clave, el partido ya había tenido de todo. Tigres arrancó flojo, cediendo el control del medio campo, y lo pagó con llegadas de peligro de los cementeros. Aun así, el equipo de Guido Pizarro —quien asumió el rol de entrenador— reaccionó bien después del minuto 20. Fernando Gorriarán tuvo el gol en sus pies al 27’, pero la mandó a volar con todo a favor. Luego, Uriel Antuna cerró el primer tiempo con una clara… pero también falló.

Ya en la segunda parte, Jorge Sánchez, completamente solo frente al arco, dejó ir lo que pudo ser la ventaja definitiva para Cruz Azul. Y como dice la ley del fútbol: el que perdona, paga.

Tigres se fue con todo en los últimos 15 minutos. Córdova sirvió a Ibáñez una de gol, pero el argentino la desaprovechó. Y cuando parecía que Cruz Azul se llevaba la victoria a casa, apareció Juan Sánchez Purata con un cabezazo certero al minuto 84. Gol con sello de garra y orgullo regiomontano. Empate justo, aunque con sabor agridulce para ambos.

La serie se decidirá el próximo jueves 1 de mayo en el Estadio Olímpico 68, donde los cementeros intentarán hacerse fuertes en su nueva casa temporal. El que avance, se medirá en la final con el ganador entre el Inter de Miami de Lionel Messi y los Vancouver Whitecaps. Nada mal para soñar en grande.

Cruz Azul y Tigres regalaron un partido vibrante, de esos que encienden la Concachampions. Con ambos equipos vivos, la vuelta promete ser de alto voltaje. Porque si algo está claro, es que ni cementeros ni felinos están dispuestos a regalar nada.

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