Por Juan Pablo Ojeda
En una escena inusual en los pasillos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), cientos de trabajadores se manifestaron de manera pacífica para expresar su descontento con la reforma judicial propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Con cartulinas en mano y mensajes en hojas blancas, los empleados del Poder Judicial mostraron su rechazo a las modificaciones que buscan cambiar la forma en que se eligen los jueces y se manejan los casos de justicia en México.
Entre las frases que se leían en las pancartas estaban “Soy carrera judicial”, “No somos oposición, servimos a la nación”, y “Rechazo la Reforma Judicial”. Los manifestantes se colocaron estratégicamente en los pasillos del edificio, asegurándose de que los ministros que iban a participar en la sesión del pleno viesen sus mensajes. Este acto de protesta silenciosa reflejaba una clara preocupación por los posibles impactos de la reforma en la independencia y efectividad del sistema judicial.
A medida que los ministros se dirigían a la sesión, algunos como Yasmín Esquivel Mossa, Alberto Pérez Dayán, Juan Luis Alcántara Carrancá y Javier Laynez pasaron por los pasillos y mostraron su apoyo a los trabajadores, asegurando que se solidarizan con ellos. La ministra Lenia Batres Guadarrama también fue un punto de atención, con trabajadores colocando una frase en su oficina que decía “juraron servir al pueblo no al ejecutivo”, en alusión a la percepción de que ella y otros en el Poder Judicial están alineados con la administración federal.
El descontento no se limitó a las manifestaciones externas. Durante la sesión, la ministra presidenta Norma Lucía Piña Hernández propuso suspender la sesión del día en solidaridad con los trabajadores que llevan en paro desde hace una semana, un gesto que muestra el grado de tensión que se vive en el ámbito judicial.
La reforma, que la Comisión de Puntos Constitucionales aprobó el día anterior, incluye cambios significativos. Entre estos cambios se encuentran la eliminación de requisitos de experiencia mínima para ocupar ciertos cargos y la implementación de jueces sin rostro, que estarían encargados de resolver casos relacionados con el narcotráfico y el crimen organizado.
Este nuevo enfoque en la reforma ha levantado una ola de críticas y preocupaciones. Los trabajadores y algunos ministros temen que estas modificaciones puedan comprometer la independencia judicial y afectar la confianza pública en el sistema de justicia. Mientras tanto, el debate continúa y el país observa de cerca cómo se desarrollará esta crisis en el Poder Judicial.