CDMX a 20 de mayo, 2024.- En un mundo donde la crisis hídrica es una realidad apremiante, las megaciudades se enfrentan a un desafío sin precedentes: evitar el colapso total del suministro de agua, conocido como el «Día Cero». Un estudio exhaustivo realizado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD) arroja luz sobre las complejidades de esta problemática global y las estrategias adoptadas por las principales metrópolis para hacerle frente.
La investigación, titulada «Retos y estrategias de las megaciudades para evitar el Día Cero», dirigida por Itzkuauhtli Benedicto Zamora Saenz, revela que las megaciudades del mundo están implementando una variedad de medidas para abordar la creciente demanda de agua y evitar el agotamiento total de los recursos hídricos.
Desde la promoción de la cultura del agua y la inversión en infraestructura hasta medidas más drásticas como el racionamiento y las multas por desperdicio, las ciudades están adoptando un enfoque multifacético para garantizar la sostenibilidad hídrica a largo plazo.
Un ejemplo destacado es Tokio, que desde 1973 ha implementado un «Plan de Conservación del Agua» que ha reducido significativamente las pérdidas por fugas al 2%. Además, la ciudad se enfoca en asegurar el suministro durante eventos sísmicos y en el tratamiento avanzado de aguas residuales para su reutilización, demostrando un compromiso continuo con la gestión responsable del agua.
En Shanghái, se prioriza la mejora de la calidad de las aguas residuales a través de una mayor infraestructura de tratamiento, mientras que en Sâo Paulo se han implementado medidas de racionamiento durante períodos de sequía para gestionar la demanda.
La Ciudad de México, por su parte, ha lanzado el Programa de Cosecha de Lluvia para aprovechar el recurso natural y ha llevado a cabo acciones de rehabilitación de pozos para garantizar el suministro en áreas con escasez.
En última instancia, el estudio del IBD hace hincapié en que el «Día Cero» no solo representa una amenaza inminente, sino también una oportunidad para acelerar la transición hacia un modelo de sostenibilidad hídrica que garantice el acceso equitativo al agua, un derecho humano fundamental.