Después de dirigir varios proyectos en Hollywood, el mexicano Gonzalo Amat llevó a Luis Gerardo Méndez a la improvisación en ‘Belascoarán’. Foto: Cortesía
Cada que acababa de filmar una escena de Belascoarán, el director Gonzalo Amat dejaba correr un poco la cámara: quería ver hacia adónde podía llevar Luis Gerardo Méndez al personaje con pura improvisación.
«Fue uno de mis hobbies favoritos. Luis Gerardo siempre sacaba alguna broma, o acababa haciendo algo en una vibra diferente. Tiene una gran capacidad de improvisación, pero improvisa en personaje. Siento que le dio mucha onda al personaje», dice Amat por mensaje de audio.
«De Belascoarán pueden esperar una manufactura comparable con cualquier serie internacional de cualquier parte del mundo. Guiones bien escritos, inteligentes, humor y crítica social».
Gonzalo Amat, fotógrafo.
Amat, fotógrafo nominado al Emmy con una exitosa trayectoria (The Man in the High Castle, Fargo), dio un nuevo paso en su incipiente carrera de director con Belascoarán, que apuesta todo a la personalidad del actor de Club de Cuervos. «Aparece prácticamente en todas las escenas», explica.
Previo a Méndez, Pedro Armendáriz Jr. y Sergio Goyri dieron vida a Héctor Belascoarán Shayne, creado por la pluma de Paco Ignacio Taibo II, un ingeniero convertido en detective independiente en un curso por correspondencia.
En la producción para streaming, en la que también participan los directores Hiromi Kamata (Let the Right One In) y Ernesto Contreras (Falco), habrá mucho humor negro, dice Amat.
«A diferencia de otras versiones de Belascoarán, la esencia que tiene esta es que agarra bien la comedia oscura de las novelas. No siento que se haya capturado bien en las anteriores adaptaciones.
«Eso me hizo responder al proyecto. A mí me gusta mucho la comedia oscura, como Fargo. Trabajé en esa serie, de hecho. No me habría sentido cómodo con otro tipo de comedia».
Amat, quien ha hecho el grueso de su carrera en Hollywood, encontró en el proyecto ubicado en la Ciudad de México de la década de los 70 un puente para reconectar con sus orígenes.
Además, desde joven fue lector de la obra de Taibo II y encuentra placer en cuestionar el humor nacional y reflexionar en la idiosincrasia mexicana.
«Comparto con Paco Ignacio Taibo II, y con Belascoarán, que provenimos de familia española. Eso resuena en mi manera de ver el País. Me identifico mucho con Belascoarán».
Belascoarán es apenas el primer crédito en español como director de Amat, quien hace sólo cuatro años emprendió su metamorfosis con un episodio de SEAL Team, la serie con David Boreanaz.
Tras ello, se ha vuelto a sentar varias veces en la silla de realizador para otras temporadas de la serie sobre el equipo táctico de élite, así como en la del show de misterio adolescente Outer Banks.
«Ahora voy a hacer un capítulo de FBI, la serie de Dick Wolf, otro de una serie que se llama Fire Country y uno más de NCIS Los Ángeles. Ahí vamos.
«Lo de dirigir ha ido agarrando velocidad. Creo que a la gente le interesa que tengo experiencia como director de fotografía, lo que implica que sé cómo filmar, cómo sacar el día, trabajar en equipo y bajo presión. Una serie de cosas que no necesariamente es el caso cuando los directores vienen de otras áreas».
La serie Belascoarán se estrenará el próximo 12 de octubre a través de la plataforma Netflix.
Gonzalo Amat hace equipo con Andrew Garfield
Entre los puntos altos y recientes de su faceta como director de fotografía, Amat destaca la laureada miniserie Por Mandato del Cielo, un thriller con Andrew Garfield sobre fundamentalismo religioso y crímenes violentos.
El mexicano fue el encargado de hacer la propuesta visual de la aclamada producción y hacer equipo con el cineasta David McKenzie (Sin Nada que Perder) en los primeros dos episodios.
«David es muy poco convencional: filma en orden cronológico, ensaya meses. Corre cámara y filma y filma. No le importa la continuidad, no filma con pizarras. Como no le gustan las multitudes en el set, me pidió que operara la cámara yo.
«Al final trabajamos casi como en una obra de teatro, como un ensayo filmado. Vas encontrando momentos, variaciones, texturas. Fue muy complicado. Tomas de cámara en mano de 25 minutos. Fue un reto», concluyó.