Chiapas siempre tiene algo que ofrecer para que sus visitantes se lleven en la memoria y en el corazón. Entre los muchos rincones que conquistan el espíritu destaca Chiapa de Corzo, considerada como una de las ciudades más antiguas de Latinoamérica ya que se fundó en 1528.
No es extraño que se pueda confundir el nombre de Chiapa de Corzo con el del estado de Chiapas, ya que su origen va muy de la mano. Los primeros habitantes de este territorio fueron la etnia soctona, a quienes los mexicas llamaban ‘Chiapas’. Y, en este lugar, se fundó lo que fue la primera capital del estado.
Durante la época de la Colonia se establecieron los misioneros dominicos quienes denominaron el lugar como Chiapa de los Indios. A finales del siglo XIX tomó el apellido del destacado político chiapaneco Ángel Albino Corzo, para convertirse en lo que ahora conocemos como el Pueblo Mágico de Chiapa de Corzo, en el que su pasado prehispánico y novohispano conviven equilibradamente.
Cañón del Sumidero, un ícono de Chiapas
El clima en Chiapa de Corzo es cálido y húmedo por su cercanía con el Río Grijalva, su temperatura promedio es de 24º C. Mientras conoces el lugar puedes refrescarte con un pozol, una bebida típica de origen prehispánico preparada a base de agua, maíz y cacao.
Chiapa de Corzo se encuentra a 30 minutos desde el centro de Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, por lo que puedes planear una estancia de un fin de semana si lo que quieres es visitar uno de sus atractivos imperdibles: el Cañón del Sumidero, uno de los muchos accesos a la imponente selva chiapaneca.
La Fiesta de los Parachicos o Fiesta Grande de Chiapa de Corzo es una de las celebraciones más importantes de Chiapas y se lleva a cabo cada año del 4 al 23 de enero. Como toda buena fiesta no falta la música, las casas y calles decoradas de decenas de colores, el desfile de comida típica como el tasajo y el cochito y, en esta celebración en específico, la danza.
Esta celebración se dedica al Señor de las Esquipulas, a San Antonio Abad y a San Sebastián Mártir, este último considerado como el santo patrón de los parachicos. Los parachicos son danzantes que bailan para agradecer por los favores que sus santos les concedieron durante el año, esto con una vestimenta muy especial: zarapes multicolor, chales bordados, cintas multicolor, en la cabeza llevan un tocado de montera, cubren su rostro con una máscara tallada en madera y, en una de sus manos, llevan una sonaja de hojalata llamada chinchín.
La ofrenda de los parachicos son danzas que comienzan en la mañana y terminan muy entrada la noche. La belleza de esta fiesta es tal que, en 2010, la Unesco la reconoció como parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
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