Por Juan Pablo Ojeda
En una decisión histórica, el Pleno del Congreso de la Ciudad de México aprobó este martes, con una abrumadora mayoría, la iniciativa que transforma las corridas de toros en espectáculos sin violencia, marcando un parteaguas en la relación entre tradición y bienestar animal en la capital del país. La propuesta, impulsada por la jefa de Gobierno, Clara Brugada, obtuvo 61 votos a favor, un solo voto en contra –del diputado morenista Pedro Haces Lago– y cero abstenciones, consolidando un consenso poco común en el legislativo local.
El dictamen, aprobado tanto en lo general como en lo particular, introduce la figura del “Espectáculo taurino sin violencia”, un modelo que prohíbe el uso de objetos punzantes como banderillas o espadas, elimina la muerte del toro en el ruedo y garantiza su retorno intacto a las ganaderías al concluir el evento. Además, se estableció que cada toro podrá permanecer en la plaza un máximo de 15 minutos, tras desecharse la propuesta original de 10 minutos, y se protegerán sus cuernos para evitar daños a otros animales o personas. La reforma entrará en vigor al día siguiente de su publicación en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México, un trámite que se espera sea inminente.
#ULTIMAHORA 🔴| 🏛️✅ ¡APROBADO! Con 61 votos a favor, el #CongresoCDMX avaló el dictamen con modificaciones a la iniciativa ciudadana de carácter preferente, permitiendo la realización de espectáculos taurinos sin violencia. 🐂 pic.twitter.com/Mf7NX2qyMS
— Congreso de la Ciudad de México (@Congreso_CdMex) March 18, 2025
Clara Brugada, artífice de esta iniciativa, celebró el resultado como un triunfo del diálogo y la sensibilidad social. “No se trata de prohibir, sino de transformar. Hoy la Ciudad de México se pone a la vanguardia mundial con un modelo taurino que respeta la vida de los animales y conserva los empleos ligados a esta actividad”, declaró tras la votación. La jefa de Gobierno destacó que la propuesta surge de un proceso de negociación con organizaciones defensoras de los animales, promotores taurinos y legisladores de todas las bancadas, alineándose con la Constitución local que reconoce a los animales como seres sintientes desde 2017.
Sin embargo, la aprobación no estuvo exenta de tensiones. Afuera del recinto legislativo, manifestantes a favor y en contra de la medida protagonizaron enfrentamientos que requirieron la intervención de la policía de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Mientras los animalistas aplaudieron el fin de la violencia en la tauromaquia, sectores tradicionales, como la Plaza México y asociaciones taurinas, advirtieron que estas modificaciones “desnaturalizan” la fiesta brava y podrían ser la antesala de su desaparición total. “Sin la esencia de la lidia, esto no es tauromaquia”, afirmó un representante de los empresarios taurinos, quien insistió en que el gobierno debió incluir más voces del gremio en el debate.
En el hemiciclo, la diputada panista Daniela Álvarez, presidenta de la Comisión de Puntos Constitucionales, calificó la reforma como “un paso trascendental hacia una sociedad más humana”, mientras que Jesús Sesma, líder del PVEM y de la Junta de Coordinación Política, subrayó que el dictamen responde a una demanda ciudadana respaldada por más de 27 mil firmas. Por su parte, Pedro Haces Lago, el único voto disidente, argumentó que las restricciones desvirtúan una tradición cultural de siglos y carecen de un plan sostenible para el sector.
Con esta decisión, la Ciudad de México se suma a una tendencia global de repensar las prácticas taurinas, aunque el debate está lejos de concluir. La implementación del nuevo reglamento, que el gobierno tiene 210 días para emitir, será clave para medir el impacto económico y cultural de esta transformación. Por ahora, la capital mexicana se posiciona como un referente en la evolución de una práctica que, para muchos, debía adaptarse a los tiempos modernos.
