Con el reloj en contra, EE.UU. sanciona a Irán previo a encuentro nuclear

Estados Unidos volvió a subir el tono contra Irán al anunciar este miércoles nuevas sanciones dirigidas a su programa nuclear, justo cuando ambos países se preparan para un encuentro diplomático en Omán que podría reactivar las conversaciones nucleares tras años de estancamiento.

 

Las medidas afectan a cinco entidades y una persona relacionadas con la Organización de la Energía Atómica de Irán, acusadas de mantener activo un programa que, según Washington, busca desarrollar armas nucleares.

 

“La ambición atómica del régimen iraní sigue siendo una amenaza real”, afirmó el secretario del Tesoro, Scott Bessent.

 

Este movimiento se da apenas unos días antes de una reunión de alto nivel entre funcionarios de ambos países. La noticia fue confirmada por el expresidente Donald Trump durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, en la que también estuvo presente el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

 

“Estamos hablando directamente con Irán”, dijo Trump, aunque advirtió que si no hay avances diplomáticos, una intervención militar sería “inevitable”.

 

Netanyahu respaldó esa postura y propuso incluso una acción directa: bombardear instalaciones nucleares iraníes bajo supervisión de Estados Unidos.

 

Desde Teherán, la reacción no se hizo esperar. El canciller Abás Araqchi insistió en que el programa nuclear de Irán tiene fines pacíficos y que cualquier negociación debe darse sin presiones ni amenazas.

 

“El respeto es clave. Si Estados Unidos cumple, nosotros también”, dijo Araqchi en The Washington Post. A través de redes sociales, también dejó claro que “la pelota está en la cancha de EE.UU.”.

 

Desde que Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear en 2018, las sanciones han golpeado con fuerza la economía iraní, sobre todo su principal fuente de ingresos: el petróleo. Muchas empresas internacionales se fueron del país, y el acceso al financiamiento externo se volvió casi imposible.

 

El presidente iraní, Masud Pezeshkian, declaró que su país está dispuesto a recibir inversiones estadounidenses, siempre que no vengan acompañadas de intenciones políticas. “Nos oponemos a sus conspiraciones, pero no a sus negocios”, aseguró.

 

La cita en Omán fue bien recibida por Rusia y China, quienes han sido actores clave en los intentos por contener las tensiones en Medio Oriente.

 

Moscú celebró la posibilidad de una desescalada, mientras que Beijing pidió a Estados Unidos más sinceridad en las negociaciones.

 

Aunque Trump afirmó que se trata de una reunión directa, el gobierno iraní fue más cauto. Aclararon que no aceptarán ningún formato que implique presión o condiciones unilaterales. “No se trata del formato, sino del fondo”, dijo Araqchi.

 

Estados Unidos enviará a Steve Witkoff, emisario especial del expresidente, como parte de una estrategia que busca mantener abiertos los canales de comunicación.

 

Lo cierto es que, tras más de 40 años de tensión, cualquier movimiento entre Washington y Teherán genera expectativa… y mucho nerviosismo.

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