CDMX a 21 de marzo del 2022.-La longeva obra que comenzó a principios del milenio para construir un nuevo Aeropuerto en la zona metropolitana de la capital mexicana proponía secar el último lago existente de la cuenca del Valle de México, que inició su transformación radical con la llegada de los españoles al continente.
Si la gran Tenochtitlán, sede del imperio mexica, era un paraíso flotante de chinampas e islotes, la conquista la convirtió en un mar de cemento cuyas consecuencias son múltiples y variadas, siendo la principal la escasez de agua potable en la ciudad de México y sus pueblos conurbados.
«No podemos ver nuestro territorio fragmentado, por eso la reconstrucción del Lago demanda algo más que infraestructura bonita, es un proyecto a largo plazo que debe incluir a las comunidades que hemos resistido a la más vieja y duradera empresa: la disecación de la cuenca de México«, enfatizaron.
El proyecto comunitario
«Quienes habitamos la ribera del lago de Texcoco decimos que nuestra lucha de más de 500 años está en nuestra forma de vivir, en que existimos», señaló Arturo González Cano, uno de los voceros de la alianza que reúne a 16 pueblos del Estado de México que forman parte de la Coordinadora en defensa del lago.
Los pueblos señalaron que llevan 19 años estudiando y advirtiendo sobre las consecuencias en el ambiente y la cuenca hidrológica que provocarían los planes urbanizadores en ella, de los cuales el Nuevo Aeropuerto para la capital mexicana era su proyecto más ambicioso.
Con la cancelación del mismo en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a fines de 2018, los pueblos comenzaron a construir un proyecto que bautizaron Manos a la cuenca, que toma en cuenta el territorio de manera amplia y no se restringe únicamente a la zona que estaba dedicada al fallido aeropuerto.
Así fue como los pueblos presentaron una serie de exigencias para revertir este proceso:
- El nuevo proyecto debe garantizar la existencia del lago de Texcoco, el último que subsiste del sistema original de lagos que conformaban la Gran Tenochtitlán.
- Devolver las tierras a los pueblos afectados por el aeropuerto y que cese la compra, el despojo y otros procesos de privatización de la tierra para «detener la división y la violencia en la región»
- Piden que estas medidas de protección se efectivicen mediante la declaración de la zona como área natural protegida, para que se elabore en ella un plan de manejo con las comunidades.
- Exigen la cancelación de proyectos mineros, urbanistas, carreteros y de desecación de lagos para restaurar los terrenos afectados en las últimas dos décadas. Refieren a los proyectos mineros en la zona que «devastaron los cerros para rellenar el lago»
- Señalan la necesidad de adecuar un proyecto hidráulico regional para la cuenca del Valle de México y de los nueve ríos superficiales que alimentan el lago, mediante sistemas comunitarios de gestión del agua y áreas de riego. «Queremos un rescate del lago que existía, queremos verlo de regreso porque es lo poco que nos queda desde antes de la mal llamada conquista», señaló el vocero.
- Recuperar la barrera forestal de Oriente, un proyecto que había sido diseñado a mitad del siglo XX por el Ingeniero mexicano Nabor Carrillo (también Rector de la Universidad Nacional entre 1953 y 1961) sobre la necesidad de atender la parte alta de la cuenca, que tiene un valor fundamental para la salud de un «sistema ecológico integral»
- Piden un trabajo de recuperación y preservación de la fauna autóctona, ya que en la zona existe un listado de más de 250,000 individuos de fauna -que incluyen varios protegidos por la Norma Oficial mexicana 059- que facilitaría la protección oficial del área, como una herramienta para respetar el «nicho migratorio de esos individuos que no tienen voz, las aves que son nuestras compañeras de cuenca», señalaron.
- Proponen que este proyecto impulse el desarrollo económico de la región que ha visto mermada su capacidad productiva tras la compra y expropiación de terrenos de vocación agrícola para su transformación en zonas urbanas. En este sentido, apuntan a la importancia de las áreas de riego y la recuperación de ríos que impulsen la actividad campesina y la producción alimentaria con vocación local.
- Los pueblos señalan como pilar para la cuenca que este giro sea hacia una producción agrícola sustentable, basado en la agro-ecología y la milpa como un sistema complejo de producción originaria de alimento.
- Señalan la necesidad de trabajar en la reconstrucción del tejido social a través de la recuperación de «saberes de los pueblos», cuya valoración ha logrado reconocimiento internacional: «recuperar los saberes en armonía con el medio porque los humanos no somos superiores a él, sino parte de un mismo organismo con la fauna y las plantas que nos rodean», apuntaron.
- Señalan la importancia de acabar con las «lagunas legales» en el mecanismo de aprobación de los impactos ambientales en los proyectos monumentales.
- Finalmente, señalan su voluntad de realizar un proyecto de turismo bio-cultural, «que muestre quienes somos, que seguimos siendo pueblos y no ciudades, por nuestra forma de trabajo, manejo y convivencia, también la forma de tomar decisiones que es muy diferentes a las urbes»
«El lago y las formas de vida de los pueblos de la cuenca es lo que nos identifica como unidad. La destrucción del lago de Texcoco fue un símbolo del despojo del Continente, pero es tiempo de su reconquista por los pueblos y de la vuelta de su valor», concluyeron.
Tomado de Sputnik.