Con la llegada de las estaciones cambiantes, nuestro cuerpo se enfrenta a desafíos constantes para adaptarse a los cambios bruscos de temperatura. Estos cambios climáticos pueden afectar una variedad de sistemas y órganos en nuestro cuerpo, desde la piel hasta los pulmones y los huesos. Aquí te contamos cómo los cambios de temperatura pueden influir en nuestra salud.
Impacto en las Vías Respiratorias: La bajada de temperaturas, típica del invierno, puede aumentar la frecuencia de enfermedades respiratorias. Esto se debe a que el aire frío afecta la humedad y el calentamiento del aire que respiramos a través de la nariz, lo que puede debilitar la capacidad del cuerpo para combatir los virus respiratorios. Además, los cambios abruptos de temperatura, como pasar del frío al calor en interiores con calefacción, pueden contribuir a resfriados, alergias y malestar general.
Efectos Psicológicos: La falta de luz solar en invierno puede tener un impacto en nuestro estado de ánimo. La reducción de la producción de sustancias químicas como la serotonina y la dopamina puede llevar a síntomas de apatía, decaimiento y menor actividad. En conjunto, esto se conoce como astenia invernal.
Problemas Nasales y Vasculares: Las bajas temperaturas pueden causar vasoconstricción, lo que afecta al sistema cardiovascular y aumenta la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Esto también puede hacer que el moco nasal sea más espeso, reduciendo la capacidad del cuerpo para eliminar virus inhalados. Permanecer en espacios cerrados sin ventilación durante el invierno puede aumentar el riesgo de enfermedades respiratorias.
Impacto del Calor: El calor extremo puede tener efectos graves en la salud. Cuando la temperatura corporal supera los 38 grados, pueden surgir problemas como deshidratación, calambres, golpe de calor, arritmias y complicaciones en enfermedades preexistentes. Los virus también pueden tener dificultades para sobrevivir en condiciones de calor.
Es importante recordar que estos efectos no son inmediatos y pueden aparecer después de varios días de exposición al clima frío o caliente. Para proteger nuestra salud durante los cambios de temperatura, es fundamental mantenernos abrigados en invierno, evitar cambios abruptos de temperatura y tomar precauciones en climas extremadamente cálidos. La adaptación y el autocuidado son clave para sobrellevar estos desafíos climáticos de manera saludable.