Ciudad de México 27 de enero del 2022.-
La radioactividad emitida tras el colapso fue 200 veces superior a las producidas por las bombas que Estados Unidos detonó contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, en agosto de 1945.
Como consecuencia de catástrofe, firmas irlandesas de producción de leche y mantequilla sufrieron la contaminación radioactiva de sus productos, lo que no las detuvo para buscar colocar la mercancía entre sus clientes.
Eduardo Cavazos era representante en México de Irish Dairy Board y An board Baine Coop Ltd., de acuerdo con una relación de los hechos publicada por el biólogo César Carrillo Trueba en la revista Ciencias de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el número de julio-septiembre de 1997.
Aunque el entonces embajador de México en Brasil, Antonio González de León, advirtió al Gobierno de su país, a cargo de Miguel De la Madrid, del intento de vender estos productos contaminados, la hoy desaparecida Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) adquirió los lácteos.
«El primer embarque con leche radiactiva llegó a México en junio de 1986. A partir de entonces, durante ese año se importaron más de 28.000 toneladas de lácteos procedentes de Irlanda», recuerda Carrillo Trueba en la publicación universitaria.
«Aun sabiendo que había productos contaminados en busca de mercados, el gobierno mexicano nunca realizó análisis alguno para asegurarse de que no hubieran entrado al país», refiere.