Por Bruno Cortés
La Plaza Izazaga 89, uno de los puntos comerciales más concurridos del Centro Histórico de la Ciudad de México, se ha convertido en el epicentro de un conflicto entre comerciantes y autoridades. Desde su clausura por parte del gobierno capitalino, cientos de trabajadores han salido a las calles exigiendo la reapertura del inmueble, cerrado por irregularidades como la venta de productos ilegales y la falta de documentación que acredite actividades comerciales.
Las protestas no se han hecho esperar. Con pancartas que rezan «Queremos trabajar», los afectados han bloqueado vialidades como la avenida José María Izazaga, generando caos vehicular y atrayendo la atención de medios y redes sociales. Para los manifestantes, esta clausura no solo frena su actividad económica, sino que pone en riesgo más de 7,000 empleos directos e indirectos, muchos de los cuales dependen de las ventas mayoristas y al menudeo de productos de importación, particularmente de origen chino.
Las autoridades argumentan que el cierre es necesario para garantizar la legalidad y seguridad del inmueble. Han señalado que los propietarios de la plaza deberán cumplir con una serie de trámites fiscales y legales antes de considerar su reapertura. No obstante, en un intento por aliviar la tensión, se ha permitido a los comerciantes recuperar parte de sus mercancías, aunque sin ofrecer una solución clara a largo plazo para los afectados.
El impacto económico es evidente. Los comerciantes denuncian que la clausura llega en un momento crítico, pues diciembre representa la temporada más fuerte de ventas. Además, la incertidumbre sobre el futuro del inmueble genera un efecto dominó que afecta a clientes habituales, proveedores y hasta pequeños negocios que dependen del flujo comercial de Izazaga 89.
En redes sociales, especialmente en X, las protestas han cobrado visibilidad. Algunos usuarios apoyan la postura de los comerciantes, destacando la importancia de preservar empleos, mientras otros defienden la intervención gubernamental para combatir actividades ilegales. Entre ambos discursos, la clausura de Izazaga 89 se perfila como un tema clave en la relación entre el comercio informal y la regulación en el Centro Histórico de la Ciudad de México.