Por Juan Pablo Ojeda
En una clara declaración de intenciones, Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, ha dejado en claro que no hay forma de revertir la reforma al Poder Judicial que fue aprobada el miércoles en la Cámara de Diputados. La iniciativa, impulsada por el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador, ha generado una serie de reacciones, tanto a nivel nacional como internacional.
Sheinbaum, en una breve charla con los medios, afirmó con firmeza que “no hay posibilidad” de echar atrás la reforma. Según ella, esta medida refleja la voluntad del pueblo mexicano y representa un avance hacia una mayor democracia e independencia del Poder Judicial. En sus propias palabras, la reforma “es lo mejor que puede pasarle al país”, y el hecho de que jueces, ministros y magistrados sean elegidos por el pueblo es un paso positivo.
El contexto de sus declaraciones viene tras el llamado de Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien había abierto una consulta entre los ministros para evaluar si se podía suspender el proceso de la reforma. Piña había expresado preocupaciones sobre la constitucionalidad y el impacto de la reforma, que ha sido objeto de críticas tanto dentro del país como desde Estados Unidos.
La reforma, que ahora pasará al Senado para su discusión final, incluye cambios significativos como la reducción de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de 11 a 9, y la disminución del período de su encargo de 15 a 12 años. Además, se establece un calendario para la renovación de los cargos del Poder Judicial, con elecciones extraordinarias programadas para junio de 2025 y una segunda en 2027.
Con el respaldo de 359 votos a favor del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados, y 135 en contra de la oposición, la reforma avanza con un fuerte apoyo legislativo. Sheinbaum insistió en que revertir la decisión popular no sería legal, marcando así un firme respaldo a la propuesta de López Obrador.