Este domingo, China marcó un hito impresionante en la carrera espacial global al conseguir el primer aterrizaje de una sonda en la cara oculta de la Luna, una hazaña que ninguna otra nación ha logrado hasta ahora. Esta proeza no solo demuestra el avance tecnológico de China, sino que también abre un nuevo capítulo en la investigación científica lunar.
La misión, parte del programa Chang’e —nombrado en honor a una diosa lunar de la mitología china—, tiene como objetivo recolectar muestras de piedras y suelo de la enigmática cuenca Aitken del Polo Sur. Estos materiales, que serán traídos a la Tierra para un análisis detallado, podrían revelar información crucial sobre las diferencias entre las regiones exploradas y no exploradas de la Luna.
La Administración Nacional del Espacio de China (CNSA) informó que la sonda Chang’e aterrizó exitosamente a las 06:23 horas (hora de Pekín) en el vasto y remoto cráter conocido como «La Cuenca Aitken del Polo Sur». Este lugar, aún poco estudiado, se encuentra en la superficie lunar que no es visible desde la Tierra, lo que añade un grado significativo de dificultad y misterio a la misión.
La complejidad de estas misiones en la cara oculta de la Luna reside en la necesidad de utilizar satélites de retransmisión para mantener las comunicaciones con la Tierra, debido a que esta área no tiene línea de visión directa con nuestro planeta. Además, el terreno accidentado y las limitadas zonas planas representan un desafío considerable para el alunizaje.
Durante la misión, se lograron tomar fotografías y escanear en tres dimensiones la superficie lunar para identificar posibles obstáculos, como rocas de gran tamaño. Finalmente, la sonda se posó con éxito tras un delicado proceso de descenso.
En el contexto más amplio, China no solo aspira a liderar en la exploración lunar, sino que también planea enviar astronautas a la Luna antes de 2030, un objetivo que colocaría a China como la segunda nación, después de Estados Unidos, en lograr tal hazaña. Por su parte, Estados Unidos ha retrasado su próxima misión tripulada a la Luna hasta 2026, lo que podría dar a China una ventaja en esta nueva era de exploración espacial.
La misión Chang’e es testimonio de los avances en ingeniería y tecnología espacial, y las muestras que se esperan regresen a la Tierra hacia el 25 de junio podrían proporcionar insights sin precedentes sobre nuestro satélite natural.