Por Juan Pablo Ojeda
A partir del 1 de abril, el Gobierno de la Ciudad de México, encabezado por Clara Brugada Molina, ha implementado una medida innovadora dirigida a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en la capital, con el objetivo de mejorar la calidad del aire y fomentar prácticas más sostenibles en las actividades industriales. Esta iniciativa, conocida como el Impuesto Verde, está orientada a las empresas con altos niveles de contaminación, sin afectar directamente a los ciudadanos ni a los vehículos particulares.
El Impuesto Verde tiene como propósito principal visibilizar el impacto ambiental que generan las empresas en la ciudad, promoviendo un enfoque más responsable y consciente respecto a las emisiones contaminantes. Según explicó Juan Pablo de Botton Falcón, titular de la Secretaría de Administración y Finanzas de la Ciudad de México (SAF), el objetivo de la medida no es punitivo, sino educativo y preventivo. A través de esta acción, se busca que las empresas identifiquen y tomen medidas para reducir sus emisiones de CO2 y otros gases contaminantes.
¿Cómo funciona y cuál es su impacto esperado?
El Impuesto Verde se enfocará en las empresas que contribuyen significativamente a la contaminación, con la expectativa de que, al aplicar el impuesto, se logre reducir su huella ambiental. A diferencia de otros impuestos, este no está diseñado para recaudar grandes cantidades de dinero, sino para generar conciencia. De acuerdo con De Botton, se espera que la recaudación total sea de aproximadamente 60 millones de pesos, aunque la verdadera meta es que no se recaude nada. Esto sería un indicador de que las empresas han logrado reducir considerablemente sus emisiones.
En el caso de que se generen ingresos, estos fondos serán destinados exclusivamente a proyectos ecológicos dentro de la ciudad, como programas de electromovilidad y acciones de protección animal, entre otras iniciativas orientadas al bienestar del medio ambiente. El gobierno capitalino tiene la esperanza de que esta medida sea un paso importante en el combate al cambio climático y a la contaminación que afecta a la Ciudad de México.
Una estrategia regional para un problema compartido
El Impuesto Verde sigue el modelo que fue implementado previamente en el Estado de México, buscando una coordinación regional que abarque todo el Valle de México, una de las áreas más afectadas por la contaminación debido a su alta densidad poblacional e industrial. En este contexto, la colaboración entre las distintas entidades del Valle de México es esencial para abordar los desafíos ambientales de manera efectiva y lograr una reducción significativa de las emisiones de CO2.
El gobierno de la Ciudad de México destaca que esta acción es parte de un esfuerzo más amplio para mejorar la calidad del aire, reducir la huella de carbono de las empresas y fortalecer las políticas de sostenibilidad en la capital. Asimismo, la medida invita a las empresas a participar activamente en la creación de un futuro más limpio y sostenible para la ciudad, adoptando tecnologías más limpias y procesos productivos menos contaminantes.
Conclusión
El Impuesto Verde refleja la determinación del Gobierno de la Ciudad de México por enfrentar el problema de la contaminación de manera innovadora. Aunque el impuesto está dirigido principalmente a las empresas, su enfoque preventivo y educativo busca cambiar la cultura empresarial hacia la sostenibilidad y contribuir a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Con esta medida, la capital mexicana da un paso más en la lucha contra el cambio climático, promoviendo un modelo de desarrollo más amigable con el medio ambiente.