Carlos Sainz, quien celebró su primera victoria en el circuito de Silverstone hace dos años, enfrenta ahora un presente complicado y un futuro incierto en la Fórmula 1. El piloto español ha reconocido que, aunque el nuevo SF-24 es superior al modelo F1-75 del 2022, Ferrari no ha estado exento de problemas. El fenómeno del ‘porpoising’ (rebote aerodinámico) ha vuelto a ser un obstáculo, afectando significativamente el rendimiento en curvas rápidas. “Perdemos mucho más tiempo del que creemos por el ‘porpoising’”, explicó Sainz, destacando cómo este problema técnico le resta potencial en las carreras.
Mientras Ferrari lucha por encontrar la estabilidad, el dominio de equipos como Red Bull y McLaren se hace más evidente, poniendo en jaque las aspiraciones de Sainz y su equipo en pistas como Barcelona y Spielberg. Sin embargo, los desafíos no terminan en la pista. Fuera de ella, la situación contractual de Sainz es objeto de especulación constante, con equipos como Alpine, Sauber/Audi y Williams mostrando interés en él. A pesar de la presión, el piloto ha decidido mantener en privado los detalles sobre su futuro hasta que se tome una decisión definitiva, algo que, según indica, podría tardar en llegar.
Además, el estrés de las negociaciones parece estar pasando factura. “De lunes a jueves tengo muchas llamadas, muchas reuniones… Es estresante y consume mucho tiempo”, compartió Sainz, admitiendo que este ambiente le impide desconectar completamente y afecta su enfoque. No obstante, se siente capaz de rendir al máximo nivel durante los fines de semana de carrera, como demostró recientemente en Austria, donde se mantuvo competitivo a pesar de las circunstancias.
A pesar de la incertidumbre, Sainz se muestra filosófico respecto a su carrera y la importancia de tomar decisiones bien pensadas que afectarán su vida en los próximos años. «Hay una parte de adivinar, de suerte, de comprender lo que sucede en la F1», reflexiona el piloto, consciente de que cualquier movimiento ahora será analizado en retrospectiva. Esta mezcla de presión y prudencia define el presente de un piloto que no solo busca ganar carreras, sino también asegurar un futuro que resuene con sus ambiciones personales y profesionales.