Es un escenario común: observas detenidamente esos pequeños números impresos en las latas y empaques de alimentos, preguntándote si indican la fecha de caducidad o solo la fecha preferente de consumo. Esta confusión puede ser frustrante y llevar a desperdiciar comida innecesariamente. Pero, ¿qué significa realmente esa fecha en el producto que acabas de comprar? ¿Es seguro consumirlo después de esa fecha? Vamos a desglosar este tema y entender la verdad detrás de esas etiquetas.
Primero, es crucial entender la diferencia entre dos tipos de fechas que encontramos en los empaques de alimentos: la fecha de caducidad y la fecha preferente de consumo. La fecha de caducidad indica el momento en que un alimento puede volverse peligroso para comer, mientras que la fecha preferente de consumo sugiere cuándo el fabricante cree que el producto ya no está en su mejor momento en términos de calidad, pero aún es seguro para el consumo.
En muchos lugares, las fechas de caducidad son voluntarias, excepto para los alimentos destinados a bebés, donde sí son obligatorias. Esto significa que no siempre están respaldadas por regulaciones estrictas de seguridad alimentaria, sino que son una precaución adicional de los fabricantes para garantizar la calidad del producto. En México, la PROFECO así lo dictamina, indicando que la fecha de consumo preferente no siempre está relacionada con la seguridad alimentaria, sino más bien con la calidad percibida del producto.
Entonces, ¿qué significa esto para nosotros, los consumidores? Significa que no es necesario entrar en pánico cada vez que un producto haya pasado su fecha de consumo preferente. A menudo, la gente muestra rechazo a los productos que han expirado según esta fecha, tirándolos y desperdiciando su contenido sin saber que no es perjudicial para la salud. Muchos alimentos pueden durar mucho más allá de su fecha impresa, especialmente aquellos como vinagre, miel, sal, azúcar y otros productos básicos. Incluso los alimentos perecederos como el pan o los frijoles pueden durar más de lo que imaginamos, siempre que se almacenen adecuadamente.
Para determinar si un alimento es seguro para consumir después de su fecha de consumo preferente, confía en tus sentidos. Si un alimento parece normal, huele bien y sabe bien, es probable que esté bien para comer, incluso si ha pasado su fecha impresa. Sin embargo, es importante tener en cuenta que existen excepciones, especialmente cuando se trata de alimentos perecederos como carne, pescado o productos lácteos.
En cuanto a la fecha de caducidad, es necesario saber que las empresas la establecen basándose en análisis fisicoquímicos del producto. Esta fecha indica el momento en que el alimento seguramente perderá sus condiciones sanitarias sugeridas y, por lo tanto, no debe consumirse. Pasada esta fecha, es probable que el alimento ya no esté en condiciones agradables para degustar y, más importante, que no sea seguro para la salud.