Las mordeduras de serpientes venenosas representan una emergencia de salud pública que a menudo pasa desapercibida, pero según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada cinco minutos una persona pierde la vida a causa de este problema. La OMS estima que entre 81,000 y 137,000 muertes ocurren anualmente por este motivo, afectando principalmente a países de bajos y medianos ingresos en regiones de Asia, África y América Latina.
Uno de los datos más alarmantes es que los niños son los más vulnerables. Según el experto de la OMS en serpientes, David Williams, más de un tercio de las muertes relacionadas con mordeduras de serpiente corresponden a menores de veinte años. Además, por cada persona que fallece a causa de una mordedura, al menos otras tres quedan con discapacidades permanentes, como la pérdida de extremidades, debido a la falta de acceso a tratamiento médico inmediato.
Las regiones más afectadas incluyen áreas rurales de India, donde se registran unas 58,000 muertes anuales, convirtiendo al país en uno de los más golpeados por este problema. La falta de acceso a atención médica adecuada en estas zonas, combinada con la escasez de antídotos efectivos, agrava la crisis. Las familias que enfrentan una mordedura de serpiente a menudo deben asumir altos costos médicos, lo que las empuja aún más a la pobreza.
Para mitigar este problema, la OMS ha lanzado un ambicioso programa para reducir las muertes por mordeduras de serpiente a la mitad antes de 2030. Esta estrategia incluye la evaluación de antídotos comercializados para garantizar su eficacia y accesibilidad, especialmente en áreas rurales de difícil acceso. Un modelo comunitario para la distribución de antídotos será probado en África Occidental en 2025, como parte de los esfuerzos para mejorar la respuesta ante mordeduras de serpiente.
El cambio climático también está afectando la distribución de las poblaciones de serpientes. La OMS advierte que algunas especies están migrando a nuevas áreas donde tendrán más contacto con seres humanos, lo que podría aumentar el número de mordeduras en el futuro. Esta tendencia hace aún más urgente la necesidad de una estrategia eficaz de prevención y tratamiento para evitar que la crisis se agrave.