Las fuerzas israelíes mantienen sus operaciones militares sobre la Franja de Gaza, ignorando el mandato de un «cese el fuego inmediato» emitido por el Consejo de Seguridad de la ONU, en un esfuerzo por poner fin a la confrontación bélica con Hamas, que ha devastado la región y empujado a sus habitantes al límite de la supervivencia. La situación actual en Gaza es crítica, con un balance de 70 víctimas mortales en las últimas 24 horas y una población que enfrenta la amenaza de hambruna.
En Rafah, al sur del enclave, los bombardeos han sido especialmente intensos, causando la muerte de 13 personas. Los testimonios de los sobrevivientes, como Hussam Qazaat, pintan un panorama desolador, describiendo escenas de caos y destrucción tras las explosiones. La ayuda humanitaria llega con cuentagotas, principalmente por vía aérea debido al estricto control israelí sobre los accesos terrestres, situación que ha obligado a la población a arriesgar sus vidas por suministros básicos.
La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que exige un alto el fuego inmediato y la liberación de todos los rehenes, ha encontrado la abstención de Estados Unidos, generando tensiones diplomáticas y exacerbando el conflicto. Israel ha criticado duramente esta abstención, afirmando que compromete sus esfuerzos en la guerra y en la liberación de los rehenes. Por otro lado, Hamas celebra la aprobación de la resolución pero acusa a Israel de obstruir las negociaciones para una tregua.
El conflicto, que estalló el 7 de octubre tras un ataque de Hamas en Israel, ha dejado un saldo devastador de muertos y heridos, con operaciones militares que no han cesado y que incluso se han extendido a instalaciones hospitalarias, afectando gravemente a la población civil.