Con la firma del entonces presidente estadounidense John F. Kennedy (1961-1963), el 3 de febrero de 1962, mediante la orden ejecutiva 3447, quedó oficializado el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, hace 60 años, y que hoy es considerado como el embargo comercial más prolongado en la historia moderna.
«Los daños que afectan al pueblo de Cuba a causa de esta política de hostigamiento de EEUU son incalculables», comentó a la Agencia Sputnik la presidenta de la Fundación por la Normalización Cuba-Estados Unidos (ForNorm), Elena Freyre, una emigrada cubana residente en la ciudad estadounidense de Miami (sur).
«Los cubanos, desde que se despiertan, sufren constantemente severas afectaciones a consecuencia del bloqueo estadounidense, ya sea en el transporte público, en la alimentación, en las medicinas y hasta en la imposibilidad de producir para desarrollar al país», agregó la activista cubanoamericana.
¿Embargo o bloqueo?
Los conflictos entre Washington y La Habana comenzaron inmediatamente después que se produjo el triunfo de la Revolución cubana, en enero de 1959. La nacionalización de las más importantes industrias, la eliminación de latifundios, y la aplicación de la Ley de Reforma Agraria fueron algunas de las medidas adoptadas por el nuevo Gobierno de la isla, que provocó una mirada recelosa desde la Casa Blanca.
Según expertos, está política de EEUU a Cuba quedó definida el 6 de abril de 1960, cuando el entonces subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, Lester D. Mallory, envió un memorándum secreto a la Casa Blanca –desclasificado en 1991- y donde proponía aplicar medidas restrictivas para impulsar la desestabilización del pueblo cubano.
«La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) No hay una oposición política efectiva (…) La única forma posible de hacer que el gobierno pierda apoyo interno es provocando la decepción y el desánimo a través de insatisfacción y penurias económicas (…) Se deben utilizar inmediatamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…) negar a Cuba fondos y suministros para reducir los salarios nominales y reales con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno», propuso Mallory en 1960.
Un poco antes, en junio de 1959, el Gobierno de EEUU había amenazado a Cuba con reducir la cuota azucarera, prohibir la inversión privada norteamericana y eliminar de todo tipo de ayuda económica, ante la eventual nacionalización de propiedades a sus nacionales.
En septiembre de 1960, el Departamento de Estado de EEUU recomendó a los ciudadanos estadounidenses abstenerse de viajar a Cuba; y en noviembre de ese año se implantan las primeras medidas restrictivas en cuanto al servicio postal hacia la isla.
El 3 de enero de 1961, la Casa Blanca anuncia unilateralmente el rompimiento de sus relaciones diplomáticas y consulares con el Gobierno de Cuba. Dos meses después —el 2 de marzo— alerta de la posible aplicación de la Ley de Comercio con el Enemigo, y el 31 de ese mes decide eliminar la cuota azucarera cubana del mercado estadounidense, hasta ese momento el más importante comprador.
En septiembre de ese año, el Congreso estadounidense prohibió todo tipo de asistencia a La Habana y autorizó al Presidente estadounidense a establecer y mantener un embargo total sobre todo el comercio entre los Estados Unidos y Cuba.
A lo largo de estos años estas medidas fueron modificándose, hasta que quedaron definitivamente codificadas como leyes, después que en 1992 el Congreso de EEUU aprobó la Ley Torricelli (Cuban Democracy Act), y en 1996 la ley Helms-Burton, (Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática), que recrudecieron aún más las políticas de aislamiento contra Cuba.
«La política hostil de EEUU hacia Cuba comenzó mucho antes de lo que EEUU llama embargo pero que realmente es un bloqueo, especialmente después que la leyes Torricelli (1992) y Helms-Burton (1996) recrudecieran los elementos extraterritoriales del bloqueo», subrayó Freyre.
«A nosotros, los cubanos residentes en EEUU nos afecta aún más pues nos mantiene separados de nuestras familias en la isla, sobre todo después de la cancelación de los temas consulares en la embajada estadounidense en La Habana, algo que dificulta e incluso impide la reunificación familiar, lo que se agrava con la eliminación de los vuelos desde este país a las provincias cubanas», agregó Freyre.
«En fin, de estas crueldades se puede escribir un libro —añadió—. Sencillamente EEUU nunca ha renunciado a la idea de gobernar a Cuba».
Recrudecimiento del bloqueo
Durante la administración de Donald Trump (2017-2021), la Casa Blanca aplicó una retórica agresiva que culminó con la aplicación de más de 240 sanciones durante sus cuatro años de mandato.
En este periodo se suspendieron los servicios consulares y la emisión de visas en la Embajada de EEUU en La Habana, Washington expulsó a un numeroso grupo de funcionarios de la sede diplomática cubana en ese país, se suspendieron los envíos de remesas familiares, y se aplicaron regulaciones para la administración de exportaciones.
También se estableció una política general de denegación de licencias para el arrendamiento de aeronaves a aerolíneas estatales cubanas, y el impedimento de reexportación a Cuba de artículos extranjeros que contengan más de un 10% de componentes estadounidenses.
A su vez, se limitó aún más la exportación de bienes destinados a mejorar la infraestructura de telecomunicaciones, y la suspensión de la mayoría de los vuelos de aerolíneas estadounidenses desde EEUU a Cuba.
El Gobierno de Trump ordenó incluir a Cuba en un informe sobre la trata de personas, en una lista especial de vigilancia, en virtud de la Ley de Libertad Religiosa Internacional, en el listado de «adversarios extranjeros» involucrados en conductas adversas para la seguridad nacional de EEUU, creó la lista de alojamientos prohibidos en Cuba, y finalmente incluyó a la isla en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
En enero de 2021, con la llegada a la Casa Blanca del demócrata Joe Biden, y el incumplimiento de sus promesas de campaña electoral de aliviar las sanciones contra la isla impuestas por su predecesor, las relaciones entre Washington y la habana se mantienen tensas y con sombríos horizontes.
Sin embargo –aseguró Elena Freyre-, «las 13 administraciones que han pasado por la Casa Blanca no ha podido triunfar en su afán de aislar a Cuba ni afectar la soberanía que tanta sangre y sudor costó lograr».
«Hoy Cuba tiene relaciones con prácticamente todos los países del mundo y prueba del apoyo es la votación en Naciones Unidas donde el último voto en contra del bloqueo fue de 184 naciones a favor del reclamo cubano», enfatizó.
Freyre aclaró que la lucha por poner fin al bloqueo estadounidense contra su patria natal no es tarea exclusiva de los cubanos residentes en la isla.
«Nosotros los cubanos residentes fuera de la isla –dijo–, y que somos parte de esa emigración que mantiene vínculos y que quiere a su patria y a su familia, está jugando un papel importante en la lucha contra el bloqueo, llevando a cabo acciones como las caravanas mensuales que se han extendido por todo el mundo y haciendo programas y «posteando» en las redes sociales, dejando saber la verdad acerca de Cuba su pueblo y su Gobierno».