Ante la acelerada extinción de especies, un grupo de científicos de Estados Unidos ha propuesto crear un biobanco de células animales en la Luna. Este innovador plan aprovecharía las gélidas temperaturas lunares para conservar muestras sin necesidad de suministro eléctrico ni intervención humana, según detalla un artículo publicado en la revista BioScience.
Almacenamiento en la Luna: una solución duradera
La propuesta sugiere que la Luna es el lugar ideal para este biobanco debido a sus temperaturas extremadamente bajas, especialmente cerca de sus Polos, donde se registran temperaturas inferiores a los -196 grados Celsius. “Estas condiciones permitirían el almacenamiento a largo plazo sin intervención humana ni suministro eléctrico”, explicó Mary Hagedorn, investigadora del Instituto Smithsonian de Biología de la Conservación.
Además de las temperaturas favorables, la Luna ofrece protección frente a desastres naturales, el cambio climático y los conflictos geopolíticos, haciendo de ella un lugar seguro para la conservación de la biodiversidad.
Desarrollo de protocolos y desafíos
Los científicos ya han comenzado a desarrollar protocolos de crioconservación utilizando fibroblastos de la piel, células que forman tejido conectivo, y han utilizado una especie de pez (‘Asterropteryx semipunctata’) como modelo. La Red Nacional de Observatorios Ecológicos de la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados Unidos está proporcionando biodiversidad a escala continental, lo que podría ser una fuente ideal para este biobanco de fibroblastos.
No obstante, la propuesta enfrenta desafíos significativos. Uno de ellos es el diseño de un embalaje robusto para el transporte espacial del biobanco, capaz de mitigar los efectos de la radiación. Otro desafío es establecer un marco de gobernanza internacional, que requiere la colaboración de países, agencias espaciales y otras partes interesadas.
Un proyecto a largo plazo
A pesar de la magnitud y los desafíos del proyecto, los investigadores ya están trabajando con agencias de investigación espacial para realizar más pruebas en la Tierra y en la Estación Espacial Internacional. Reconocen que el proyecto podría tardar décadas en completarse, pero subrayan la urgencia de actuar debido al rápido ritmo de extinción de especies.
«Las tasas de extinción crecen a un ritmo más acelerado que la capacidad de salvar especies. Hay que actuar en todos los frentes y abordar proyectos como el biobanco lunar», concluyó Hagedorn.