1 de noviembre de 2023.-El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tomó medidas audaces el 30 de octubre de 2023 al firmar una orden ejecutiva que busca regular la inteligencia artificial (IA) y mitigar los riesgos asociados con su desarrollo sin control. En un discurso pronunciado en la Casa Blanca, Biden subrayó la importancia de gobernar la tecnología y afirmó que la IA representa «la tecnología más importante de nuestro tiempo». Para respaldar esta regulación, el presidente recurrió a la Ley de Producción de Defensa (DPA, por sus siglas en inglés), una ley de tiempos de guerra que otorga al gobierno cierto poder de coacción sobre las empresas cuando está en juego la seguridad del país.
La orden ejecutiva de Biden establece directrices claras para que las agencias federales desarrollen regulaciones en el próximo año, abordando una amplia gama de temas, desde la seguridad nacional y la inmigración hasta la vivienda y la atención médica. Algunas de las medidas más destacadas incluyen:
- Requisitos de información para las compañías de IA de alto rendimiento: Las empresas que desarrollan tecnología de IA de gran alcance deberán divulgar información crítica, como los resultados de ejercicios de «equipo rojo» diseñados para descubrir vulnerabilidades en los modelos de IA.
- Obligación de empresas fabricantes de modelos de IA a gran escala: Las empresas deberán comunicar al gobierno información relevante, como el momento en que entrenan un nuevo modelo y las medidas de ciberseguridad implementadas.
- Presentación de resultados de pruebas de seguridad: Cuando los proyectos de IA supongan un «grave riesgo para la seguridad nacional, la seguridad económica nacional o la salud pública», las empresas deberán proporcionar al gobierno federal los resultados de las pruebas de seguridad.
Con esta orden ejecutiva, las empresas involucradas en la IA en Estados Unidos, independientemente de su relación con el Gobierno, estarán obligadas a notificar y cumplir con las directrices establecidas por el gobierno federal. El objetivo es garantizar un enfoque más seguro y responsable en el desarrollo y despliegue de la inteligencia artificial, con un énfasis en la protección de la seguridad nacional y la seguridad económica del país.
Esta medida marca un paso significativo en la regulación de la IA en Estados Unidos y ha generado un amplio debate sobre cómo equilibrar la innovación tecnológica con la seguridad y la ética en el uso de la inteligencia artificial.