Por Juan Pablo Ojeda
El presidente estadounidense, Joe Biden, ha hecho eco de una inquietud que resuena en la política internacional: la posible falta de paz durante las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. En una aparición sorpresa en la sala de prensa de la Casa Blanca, Biden se mostró cauto respecto al clima electoral, atribuyendo su desconfianza a las teorías de conspiración propagadas por el ex presidente Donald Trump y su compañero de fórmula, J.D. Vance.
«Confío en que el proceso electoral será libre y justo, pero no sé si será pacífico», declaró Biden, subrayando las tensiones que han marcado la política estadounidense en los últimos años. Al referirse a las declaraciones de Trump sobre las elecciones de 2020, cuando el ex presidente se negó a aceptar el resultado, Biden apuntó que tales comentarios son “muy peligrosos”.
En el marco de esta conversación, Biden también se refirió a Vance, señalando que el candidato republicano no ha dejado claro si aceptará el resultado de las próximas elecciones. Este silencio, junto con el contexto de los procesos penales que enfrenta Trump—uno relacionado con la supuesta interferencia en las elecciones de 2020 en Georgia y otro por su participación en los disturbios del 6 de enero—agrega un aire de incertidumbre a la contienda electoral.
El presidente aseguró que está recibiendo informes de seguridad nacional sobre posibles problemas relacionados con la no aceptación de los resultados, enfatizando la gravedad de la situación. En varias entrevistas recientes, Trump ha mostrado una ambigüedad inquietante, indicando que aceptará el resultado de las elecciones de 2024 solo si considera que son «justas y libres».
Con este panorama, Biden parece estar alertando no solo a los estadounidenses, sino también al mundo, sobre el impacto que la polarización política y las teorías de conspiración pueden tener en la estabilidad de una de las democracias más influyentes del planeta.