En la historia de México, la figura de Benito Juárez se erige como una de las más emblemáticas no solo por su defensa de la soberanía y la secularización del Estado, sino también por su influencia en la configuración del calendario laboral mexicano. Un día como hoy, pero de 1859, Juárez promulgó la Ley sobre días festivos y civiles, un documento que sentó las bases para los días de descanso que hoy conocemos como puentes vacacionales.
Esta legislación, revolucionaria para su tiempo, especificaba cuáles días deberían ser considerados festivos, alejándose de las tradiciones impuestas por la Iglesia y marcando una separación entre las funciones del Estado y las actividades religiosas. La ley estipulaba que, además de los domingos, se celebrarían como días no laborables fechas significativas como el año nuevo, jueves y viernes Santo, el 16 de septiembre, 1 y 2 de noviembre, así como el 12 y 24 de diciembre, entre otros.
Lo más relevante de esta ley fue su ruptura con las costumbres que obligaban a los funcionarios del gobierno a participar en las ceremonias religiosas, estableciendo un precedente de laicidad en la administración pública y en la observancia de los días festivos.
En la actualidad, la Ley Federal del Trabajo de México, en su artículo 74, contempla los días festivos oficiales, que incluyen fechas históricas y cívicas fundamentales, reflejando el legado de Juárez en la moderna configuración de los tiempos de descanso y celebración nacional. Entre estos días se encuentran el 1 de enero, el primer lunes de febrero en conmemoración del 5 de febrero, el tercer lunes de marzo en honor al 21 de marzo, el 1 de mayo, el 16 de septiembre, el tercer lunes de noviembre por el 20 de noviembre, el 1 de diciembre cada seis años por la transmisión del Poder Ejecutivo Federal, y el 25 de diciembre.