El café y el té son dos de las bebidas más populares en todo el mundo, no solo por su sabor, sino también por sus numerosos beneficios para la salud. Ambas contienen compuestos bioactivos como cafeína, polifenoles y antioxidantes, que pueden mejorar la concentración, proteger el sistema cardiovascular y contribuir a la longevidad. Sin embargo, el consumo excesivo de cualquiera de estas bebidas puede tener efectos adversos, por lo que su ingesta debe ser moderada.
El té, en sus diversas variedades (verde, negro, oolong), es conocido por sus efectos positivos en la salud. La cafeína, presente tanto en el té como en el café, es el principal responsable de mejorar la concentración. Un estudio de 2016 en Estados Unidos y Canadá encontró que la cafeína mejora la atención y reduce el tiempo de reacción. A pesar de esto, el té presenta una ventaja: su menor contenido de cafeína permite que los consumidores se mantengan alerta sin afectar el sueño, lo que lo convierte en una excelente opción para jornadas largas de trabajo o estudio.
Además, el té verde, negro y oolong ha demostrado en estudios recientes su potencial para reducir el riesgo de diabetes, al ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre. También es eficaz para reducir el estrés, gracias a la L-teanina, un compuesto presente en el té que promueve la relajación y se utiliza en suplementos para mejorar el sueño.
El consumo habitual de té también está asociado con una mayor esperanza de vida. Investigaciones de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos encontraron que las personas que consumen al menos dos tazas de té al día tienen entre un 9% y un 13% menos de riesgo de muerte prematura.
Beneficios del café
El café, por su parte, también ofrece numerosos beneficios. En cuanto a la salud digestiva, se ha demostrado que el café es una buena fuente de fibra. Dependiendo de su tipo (filtrado, expreso o instantáneo), una taza de café puede aportar entre 1,1 y 1,8 gramos de fibra. Esta cantidad contribuye al objetivo diario de fibra recomendado.
En cuanto a la salud cardiovascular, tanto el café como el té tienen propiedades protectoras, gracias a los polifenoles y antioxidantes que contienen. Diversos estudios han mostrado que el consumo moderado de café está asociado con una menor probabilidad de desarrollar enfermedades cardíacas. Además, el café está relacionado con un menor riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el colorrectal, de próstata y de hígado.
El café también tiene efectos positivos sobre la diabetes tipo 2. La cafeína en el café puede elevar temporalmente los niveles de azúcar en sangre, pero los polifenoles, como el ácido clorogénico, mejoran la sensibilidad a la insulina y pueden ayudar a prevenir la diabetes.
Aunque el café y el té ofrecen muchos beneficios, es importante no excederse en su consumo. El exceso de cafeína puede causar efectos secundarios como ansiedad, insomnio, aumento de la frecuencia cardíaca y malestar estomacal. Además, el consumo excesivo de café puede generar dependencia de la cafeína, lo que podría causar síntomas de abstinencia, como dolores de cabeza y fatiga al intentar reducir su ingesta.
En resumen, tanto el té como el café pueden ser aliados para la salud, siempre y cuando se consuman con moderación. Mientras que el té es ideal para reducir el estrés y mejorar la concentración sin afectar el sueño, el café se destaca por sus beneficios en la salud intestinal, cardiovascular y su capacidad para reducir el riesgo de ciertos cánceres. Como siempre, el equilibrio es clave para aprovechar al máximo los beneficios de estas bebidas sin sufrir efectos negativos.