Por Juan Pablo Ojeda
La tarde del lunes, el ambiente en Matamoros, Tamaulipas, se tornó tenso durante una ceremonia encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), dedicada a la repatriación y memoria del revolucionario Catarino Garza Rodríguez. Mientras el presidente hablaba, un grupo de trabajadores del Poder Judicial se manifestaba enérgicamente en su contra, coreando consignas como “¡Dictador, dictador!”.
Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente, no tardó en responder a los gritos de los manifestantes, afirmando: “Para dictadores, Porfirio Díaz”, en un intento por deslegitimar las protestas. Los trabajadores, armados con megáfonos, enfatizaron que su intención no era oponerse al gobierno, sino cumplir con su deber como funcionarios al servicio de la nación.
El clima de tensión también se vio agitado por un incidente previo en Veracruz, donde AMLO fue objeto de un ataque con una botella de agua. Al respecto, el presidente restó importancia al suceso, afirmando que la persona que lanzó el objeto puede estar tranquila porque “no pasó a mayores”. López Obrador subrayó la importancia del respeto y la tolerancia entre quienes participan en la transformación del país.
Durante su discurso, el presidente aprovechó para hablar sobre la oposición, sugiriendo que sus adversarios están molestos porque no quieren que continúe la transformación. “Ahí se les va a seguir pasando el enojo”, comentó, aludiendo a la resistencia que enfrenta su administración. También destacó que lo que más les incomoda es la lucha contra la corrupción: “Voy a sacar el pañuelito blanco, eso les molesta mucho”, expresó, haciendo alusión a su compromiso con la transparencia.
Esta jornada refleja no solo las divisiones políticas en México, sino también la creciente tensión entre el gobierno y diversas instituciones, como el Poder Judicial, que se siente amenazado por las reformas impulsadas por la administración actual. Mientras AMLO continúa su cruzada por lo que él llama una transformación del país, el eco de las protestas sugiere que el camino no será fácil y que las voces disidentes están listas para hacerse escuchar.