Antes de que lugares como Cabo, Cancún y Acapulco capturaran la imaginación de los viajeros en busca de la belleza y el encanto de México, las ciudades fronterizas del norte de Baja California ostentaban el título de los destinos más codiciados. Este fenómeno, que tuvo su apogeo entre las dos guerras mundiales, atrajo a estrellas de Hollywood, figuras del crimen organizado y a la élite financiera a Tijuana y Mexicali. Buscaban la emoción de las carreras de caballos, el jai alai, las corridas de toros, la facilidad para casarse o divorciarse, las apuestas, los fumaderos de opio y el acceso al alcohol durante la prohibición en Estados Unidos.
Entre las anécdotas que marcaron esta era dorada, destacan el matrimonio de Rudolph Valentino en Mexicali, el descubrimiento de Rita Hayworth en Tijuana y el escondite de Al Capone en Rosarito. Sin embargo, con el auge del transporte aéreo accesible, el foco turístico se desplazó hacia el interior del país. No obstante, el norte de Baja California ha experimentado un renacimiento gracias a Ensenada, que se ha consolidado como un importante puerto de cruceros; el Valle de Guadalupe, reconocido por su oferta enoturística y gastronómica; y el impulso industrial y cultural de Tijuana y Mexicali.
La región ofrece una ruta carretera que inicia en San Ysidro-Tijuana y se extiende hasta Ensenada, el Valle de Guadalupe y finaliza en Mexicali. A pesar de los retos de seguridad en Tijuana, lugares como Ensenada, Mexicali y el Valle de Guadalupe gozan de una tranquilidad comparativa, con modernas autopistas que facilitan el desplazamiento entre estas ciudades. Para quienes prefieren evitar conducir, empresas como Sibaria Tours ofrecen la opción de cruzar la frontera a pie y conectar con conductores profesionales.
El Valle de Guadalupe es el corazón enoturístico de la región, con más de 100 bodegas y una escena gastronómica que atrae atención internacional. La oferta de alojamiento ha evolucionado hacia las cabañas de diseño, especialmente en el valle, donde destinos como Encuentro Guadalupe y Hotel Contemplación ofrecen una experiencia única. Tijuana y Mexicali no se quedan atrás, con hoteles boutique y una vibrante escena cervecera artesanal que ha puesto a Mexicali en el mapa por su alta consumo per cápita de cerveza.
Además, el norte de Baja California es un terreno fértil para aventuras al aire libre, desde el sandboard en las dunas hasta kayak y travesías de costa a costa. La región también es cuna de icónicos cócteles, como la margarita, y alberga una rica escena culinaria que va desde la alta cocina en el Valle de Guadalupe hasta los puestos callejeros en Ensenada y Tijuana.
El resurgimiento del norte de Baja California como destino turístico no solo rinde homenaje a su glamuroso pasado sino que también abre un nuevo capítulo en su historia, mezclando la tradición con la innovación y ofreciendo a los visitantes una experiencia diversa y enriquecedora.