Fotos Bruno Cortés
Sobre la ribera de la Laguna de Bacalar, la más grande del estado, se levanta el Pueblo Mágico de Bacalar.
Su vida pasa entre los recuerdos de aquellos encuentros entre mayas y piratas, y en las comunidades mayas que le rodean, dedicadas a tallar la madera, a bordar y a tejer hamacas. Las zonas arqueológicas del rededor como Chacchoben se llenan de historia y naturaleza exuberante.
La gente camina por el Fuerte de San Felipe y se detiene, cautivado, frente a la laguna; unos se sientan en el muelle dispuestos a conocer lo que el fondo de este gran laberinto acuático esconde; otros más se embarcan para llegar a sus manglares y hay quienes definitivamente la miran mejor desde lo alto.
El motivo
La Laguna de los Siete Colores
La vista paradisíaca del agua cristalina. La superficie refracta los rayos del sol creando distintas tonalidades: desde el turquesa hasta el azul profundo.
Conecta con la Laguna de XulHá por medio de una extensión de agua poco profunda, con 6 metros de ancho y 300 metros de largo aproximadamente, llamada Los Rápidos.
Ahí se encuentran algunos fósiles vivientes más antiguos: los estromatolitos, estructuras carbonatadas formadas por bacterias que mediante la fotosíntesis liberan oxígeno.
Cuenta con cenotes de aguas transparentes aptas para nadar y esnorquelear.
Lo básico
Fuerte de San Felipe, además de contar una gran historia, al estar sobre la colina, permite apreciar el esplendor de la laguna.
Imprescindibles
Explorar en kayak, velero o catamarán todos los rincones de la laguna.
Probar un platillo típico mientras se disfruta de la vista a la orilla de la laguna.
Conocer la historia y cultura del pueblo en el Museo del Fuerte de San Felipe.
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