Fotos Bruno Cortés / Maya Comunicación
Al llegar al Pueblo Mágico de Bacalar, tienes la sensación de observar una ilusión óptica creada por diversos destellos de agua azul, que van desde el más oscuro, pasando por el turquesa, hasta llegar al más transparente. Pero no, esto no es un espejismo, es una realidad y se trata de la inmensa laguna de siete colores e imán turístico que te obligan a descubrir Bacalar, ubicado a tan sólo 40 minutos de Chetumal, Quintana Roo.
Este regalo de la naturaleza se lo debemos a siete cenotes distribuidos a lo largo de la laguna de Bacalar, cuya longitud es de 43 kilómetros. Dependiendo de la hora del día, los rayos del sol van iluminando las entradas de las cavernas subterráneas, permitiendo que los viajeros apreciemos la gama de colores y sus diversas profundidades. Existen diferentes actividades como kayak, esnórquel o buceo, para que puedas explorar este laberinto acuático.
Experiencias imperdibles en Bacalar.
Otra manera de gozar la naturaleza que rodea a este Pueblo Mágico del Caribe, es durmiendo en uno de los hoteles en Bacalar que se construyeron sobre la orilla de la laguna. La mayoría son ideales para una escapada en pareja o para un desconecte total del ajetreo citadino. Su principal joya es tener hamacas y columpios suspendidos sobre la laguna.
No puedes decir que fuiste a Bacalar si no emprendes una caminata por el centro del pueblo. Aquí te encontrarás con el Fuerte de San Felipe, que, antiguamente, protegía a la comunidad maya de invasiones piratas. Visita el museo y camina entre los vestigios de 11 cañones, desde los cuales obtendrás vistas únicas del Pueblo Mágico de Bacalar para inmortalizar en fotografías. Aprovecha para dar un paseo en bicicleta por las calles y siéntate a tomar una cerveza acompañada de unos tacos de mariscos recién salidos del mar.
El Pueblo Mágico de Bacalar se encuentra muy cerca de la Riviera Maya y a cuatro horas aproximadas por tierra de Cancún.
Descubre una fascinante historia
En 1975 inicia la historia del Fuerte de San Felipe Bacalar, nombrado por decreto Patrimonio Histórico Nacional. Hoy, es uno de los principales atractivos del Pueblo Mágico, tanto por su historia como por su ubicación, a un costado de la laguna de los siete colores.
La fortaleza tuvo la encomienda de proteger y preservar a la comunidad maya de Bacalar, de los constantes ataques de piratas ingleses, franceses y holandeses. Por lo tanto, sus muros fueron levantados con piedras calizas, marinas y volcánicas, para soportar los embates. El diseño estuvo a cargo del italiano Juan Podio, quien le dio forma de estrella de cuatro picos, cada uno designado para albergar los baluartes de Santa Ana, San Arturo, Santa María y San Joaquín.
La parte alta del fuerte, que hoy se puede caminar, fue equipada como almacén de pólvora, capilla, sala de armas, almacén de víveres y cuartel de tropas. Alrededor se colocaron 34 cañones, de los cuales solo se conservan 11. Posteriormente, el Fuerte de San Felipe fue reforzado con un puente levadizo y torres de vigía desde donde se contempla toda la laguna de Bacalar.
En la década de los ochenta, el fuerte fue convertido en museo. Desde entonces, tiene una colección de restos arqueológicos mayas y de la Colonia, como municiones, armas, mapas y planos. También hay seis pantallas gigantes donde se proyectan recreaciones de ataques piratas y cómo se fundó el pueblo de Bacalar. Con frecuencia se llevan a cabo veladas culturales.
Tierra de leyendas y aventuras
Es el punto favorito de todos los viajeros, pues aquí convergen la laguna de Bacalar y el río Hondo, considerado como la frontera natural entre México y Belice. La manera más común de llegar es en kayak o a través de las embarcaciones que ofrecen esta excursión. Te sorprenderás con el nivel del agua pues en algunas zonas apenas cubrirá tus pies.
Justo en el Canal de los Piratas es donde puedes distinguir los diferentes tonos de azul de la laguna, además de bancos de arena ricos en minerales que los viajeros aprovechan para frotar sobre su cuerpo. Como extra: en la entrada del canal hay un barco gigante de cemento que se construyó con la finalidad de ser un restaurante. Afortunadamente, el proyecto no fue autorizado por atentar contra la ecología de la zona y ahora es utilizado como “set” para crear increíbles selfies.
Si ya te familiarizaste con el uso del kayak, anímate a conocer Los Rápidos de Bacalar. Es un balneario ubicado entre el canal que divide la Laguna de Xul-Há con la de Bacalar, donde el agua corre con cierta fuerza dependiendo la época del año. Sin embargo, la corriente suele ser moderada, lo que permite navegar en kayak o flotando. Sí, sin chaleco o salvavidas, te recuestas sobre el agua y, con los pies ligeramente levantados, dejas que la fuerza de la corriente te vaya llevando. Debes estar atento para no chocar con algún visitante.
Tip: para llegar a Los Rápidos de Bacalar, no es necesario hacerlo en auto, transporte colectivo o pagar por una excursión; mejor, renta una bicicleta en el centro del pueblo y pedalea por 13 kilómetros hasta el balneario, esta es la mejor forma de seguir admirando la selva y, además, te ejercitarás.
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