CDMX a 7 de marzo, 2024.- El presidente Andrés Manuel López Obrador ha decidido no emprender acciones legales contra los normalistas que dañaron una de las puertas de Palacio Nacional durante una protesta reciente. Este anuncio no solo refleja un enfoque de no confrontación por parte del gobierno, sino que también marca un cambio significativo en la manera de abordar el diálogo con los padres de los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa en 2014, un caso que ha generado indignación tanto a nivel nacional como internacional.
El mandatario expresó su intención de reparar voluntariamente los daños causados a la infraestructura histórica, enfatizando la cooperación y la solidaridad como principios rectores de su administración. Más allá de la cuestión material, el presidente subrayó la importancia de establecer un canal de comunicación directo con los familiares de los desaparecidos, excluyendo a intermediarios en futuras negociaciones. Esta decisión surge tras la desconfianza expresada hacia ciertos actores que, según el presidente, han complicado el proceso de justicia y verdad para las víctimas y sus familias.
La postura del presidente sugiere un esfuerzo por reconstruir la confianza entre el gobierno y las familias afectadas por la tragedia de Ayotzinapa, buscando un acercamiento más humano y directo. Sin embargo, esta estrategia también plantea interrogantes sobre la efectividad y las implicaciones de excluir a intermediarios que han jugado roles cruciales en la defensa de los derechos humanos y la búsqueda de justicia.
Este cambio de táctica llega en un momento crítico, cuando la demanda de respuestas y justicia por parte de los familiares de los desaparecidos y la sociedad en general permanece tan vigente como siempre. La comunidad internacional, así como organizaciones de derechos humanos, seguirán de cerca los desarrollos de este diálogo renovado, esperando que conduzca a avances concretos en uno de los casos más emblemáticos y dolorosos de desapariciones forzadas en México.