Por Juan Pablo Ojeda
Un estudio impulsado por el Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona está sentando las bases para un nuevo tipo de diagnóstico del cáncer, mucho más rápido, preciso y menos invasivo. Este avance, publicado en la revista Molecular Cell, sugiere que los distintos tipos de cáncer poseen huellas moleculares únicas que pueden ser detectadas en las etapas más tempranas de la enfermedad. Lo sorprendente es que estas huellas, que corresponden a modificaciones químicas en el ARN ribosómico, pueden ser escaneadas con dispositivos portátiles que proporcionan resultados en solo unas horas y con una precisión casi perfecta.
Este tipo de pruebas diagnósticas, aún en fase de investigación, podrían marcar un antes y un después en la lucha contra el cáncer, permitiendo detectar la enfermedad mucho antes de que los síntomas sean evidentes. Sin embargo, los expertos advierten que se necesitan más estudios para asegurar que esta tecnología pueda ser aplicada en la práctica clínica.
El Foco: Los Ribosomas
El estudio se centra en los ribosomas, los complejos encargados de producir proteínas dentro de las células. Durante décadas, se pensó que los ribosomas eran iguales en todo el cuerpo humano, pero los científicos han descubierto que, en realidad, existen modificaciones químicas que varían entre diferentes tejidos, etapas de desarrollo y enfermedades. Según Eva Novoa, profesora de investigación ICREA y autora principal del estudio, «nuestros ribosomas no son todos iguales. Están especializados en diferentes tejidos y tienen firmas únicas que reflejan lo que sucede en el interior de nuestros cuerpos».
Los ribosomas están compuestos principalmente de ARN ribosómico (ARNr), que representa aproximadamente el 95% del ARN en el cuerpo humano. Este ARN es clave en el proceso de producción de proteínas y es también donde ocurren las modificaciones químicas que afectan su función. Los investigadores, liderados por Novoa, han buscado y analizado estas modificaciones en los tejidos de diferentes órganos, como el cerebro, el corazón y el hígado, y descubrieron que cada tejido tiene una «huella epitranscriptómica» única.
El Cáncer Deja su Propia Huella
Uno de los hallazgos más importantes del estudio es que las células cancerosas muestran una «hipomodificación» del ARN ribosómico, lo que significa que pierden algunas de estas marcas químicas. Este patrón único de modificaciones permite identificar la presencia de células cancerosas en una etapa temprana, incluso antes de que los tumores sean lo suficientemente grandes para ser detectados por métodos convencionales.
Los investigadores probaron esta hipótesis en muestras de pacientes con cáncer de pulmón y encontraron que las células cancerosas en estos pacientes tenían un patrón de ARN ribosómico diferente al de los tejidos sanos. Usando esta información, los científicos entrenaron un algoritmo para clasificar muestras de tejido basándose en las huellas moleculares, logrando distinguir entre tejido sano y células cancerosas con una precisión casi perfecta.
Una Prueba Rápida y No Invasiva
El avance no solo radica en la precisión, sino también en la rapidez y el enfoque no invasivo del diagnóstico. A diferencia de las biopsias tradicionales, que requieren muestras de tejido, este método podría basarse en muestras de sangre. Esto abriría la puerta a pruebas de detección más fáciles de realizar, menos dolorosas para los pacientes y con menor riesgo de complicaciones.
De hecho, los investigadores lograron distinguir entre células cancerosas y células sanas analizando solo 250 moléculas de ARN, lo que demuestra que es posible desarrollar una prueba rápida y extremadamente precisa con cantidades mínimas de tejido.
El estudio se centró particularmente en el cáncer de pulmón, un tipo de cáncer que generalmente no se detecta hasta que ya está en una fase avanzada. El uso de estas huellas moleculares podría cambiar eso, permitiendo la detección temprana y dando a los pacientes más tiempo para recibir tratamiento.
Hacia el Futuro: Nuevas Oportunidades de Diagnóstico
Este avance científico representa una promesa para el futuro de la medicina, pues abre la puerta a la creación de pruebas diagnósticas que no solo sean rápidas y precisas, sino también accesibles para una mayor parte de la población. A pesar de que se requieren más investigaciones antes de que esta tecnología se pueda aplicar a gran escala, el estudio ya está demostrando que el diagnóstico temprano y no invasivo del cáncer es una posibilidad real y al alcance de la ciencia.