Por Juan Pablo Ojeda
En un panorama que refleja la complejidad de la seguridad en México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ha revelado que el número de delitos en el país subió un 16.79 por ciento en 2023, alcanzando la alarmante cifra de 31.3 millones, la más alta en cinco años. Este incremento equivale a 4.5 millones más de crímenes que en 2022, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe).
La tasa de delitos por cada 100 mil personas también mostró un aumento del 15.9 por ciento, llegando a 33 mil 267. De acuerdo con el Inegi, en 2023 se estimaron 21.9 millones de víctimas mayores de 18 años, lo que representa un aumento del 3.79 por ciento en comparación con el año anterior. Esto significa que 10.6 millones de hogares en México experimentaron algún tipo de crimen.
Al analizar la incidencia delictiva por género, las mujeres sufrieron más delitos en términos absolutos, con 11.6 millones de víctimas, pero la tasa proporcional fue mayor en hombres, quienes registraron 10.3 millones de víctimas. La percepción de inseguridad también es preocupante: el 73.6 por ciento de la población mexicana se siente insegura en su estado, siendo las mujeres las más afectadas, con un 77.3 por ciento que expresa sentirse vulnerable.
Del 4 de marzo al 26 de abril de 2024, el #INEGI levantó la #ENVIPE 2024. El objetivo es generar información sobre la victimización delictiva durante 2023, así como sobre la percepción social respecto a la seguridad pública y al desempeño de las autoridades entre marzo y abril de… pic.twitter.com/JdCr4uHoaf
— INEGI INFORMA (@INEGI_INFORMA) September 19, 2024
Aunque el panorama es sombrío, hay un dato que sorprende: el costo del crimen ha disminuido. En 2023, el costo de la inseguridad y el delito para los hogares mexicanos se calculó en 282 mil millones de pesos, un 11.63 por ciento menos que en 2022. Esto equivale al 1.15 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). El costo promedio del crimen por persona afectada se redujo a 6 mil 853 pesos, una disminución del 16.35 por ciento respecto al año anterior.
Este fenómeno, aunque desconcertante, podría estar relacionado con la disminución en los gastos preventivos de los hogares, que cayó un 13.25 por ciento, así como con una reducción en las pérdidas por victimización.
En cuanto a los delitos más frecuentes, el fraude se posicionó nuevamente como el más común, representando el 20.9 por ciento del total, seguido por el robo o asalto en la calle y transporte público (19.6 por ciento) y la extorsión (15.7 por ciento). Las entidades más afectadas por la delincuencia fueron el Estado de México, Aguascalientes y la Ciudad de México, mientras que Oaxaca, Chiapas y Michoacán registraron las tasas más bajas.
En resumen, México se enfrenta a un dilema complejo: un aumento en la incidencia delictiva y un costo de crimen en descenso, lo que plantea interrogantes sobre la efectividad de las políticas de seguridad y la percepción de la población. La creciente violencia, aunque alarmante, se entrelaza con una aparente reducción en los costos asociados, dejando a muchos a preguntarse qué significa realmente este cambio en el contexto de la seguridad nacional.