Por Juan Pablo Ojeda
La distinción entre ataques de pánico y ataques de ansiedad es crucial para quienes buscan entender y tratar estos trastornos que pueden impactar profundamente la vida de una persona. Aunque a menudo se usan de manera intercambiable, estos dos tipos de episodios tienen características y desencadenantes diferentes, lo que hace esencial que los afectados y los profesionales de la salud mental reconozcan estas diferencias.
Ataques de Pánico: Una Respuesta Inmediata al Miedo
Los ataques de pánico se caracterizan por una reacción súbita y abrumadora de miedo o terror, que puede durar entre 10 y 30 minutos. Según Regina Lazarovich, psicóloga clínica con amplia experiencia en trastornos de pánico, estos ataques se desencadenan por la percepción de un peligro inmediato, ya sea real o imaginado. Los síntomas suelen ser intensos y pueden incluir palpitaciones, sudoración, temblores, dificultad para respirar, y una sensación de inminente desastre o pérdida de control. Los pensamientos comunes durante un ataque de pánico son preocupaciones extremas como “me estoy volviendo loco” o “estoy teniendo un ataque al corazón”.
En México, el trastorno de pánico afecta entre el 1% y el 3.6% de la población. Sin embargo, aproximadamente el 23% de las personas han experimentado al menos un ataque de pánico en su vida. Estos episodios también están frecuentemente asociados con la agorafobia, un temor a estar en lugares de los que es difícil escapar o donde no se puede recibir ayuda.
Ataques de Ansiedad: Preocupaciones Continuas y Anticipatorias
Por otro lado, los ataques de ansiedad están vinculados a preocupaciones persistentes sobre situaciones futuras. Las personas que sufren de ansiedad generalizada, por ejemplo, viven con una preocupación constante y excesiva sobre diversos aspectos de sus vidas. Los síntomas incluyen fatiga, irritabilidad, tensión muscular, y molestias estomacales como náuseas y diarrea. Estos síntomas pueden durar semanas o incluso meses, y suelen interferir significativamente con las actividades diarias.
El trastorno de ansiedad social, otro tipo de ansiedad, se manifiesta en un temor intenso a situaciones sociales, donde la persona teme ser juzgada o humillada. Esto puede llevar a evitar encuentros sociales y hablar en público, y puede resultar en síntomas físicos como sudoración y temblores.
Importancia de la Distinción para el Tratamiento
Comprender estas diferencias no solo ayuda a las personas a identificar el tipo de trastorno que están experimentando, sino que también guía a los profesionales de la salud mental en la elección del tratamiento adecuado. Los ataques de pánico y la ansiedad generalizada requieren enfoques terapéuticos distintos, y una correcta evaluación es clave para un manejo efectivo.
En resumen, mientras que los ataques de pánico son episodios repentinos de terror con síntomas intensos, los ataques de ansiedad se caracterizan por preocupaciones prolongadas y excesivas sobre el futuro. Conocer estas diferencias puede hacer una gran diferencia en la búsqueda de ayuda y en el camino hacia la recuperación.