Cotija, Michoacán a 16 de diciembre, 2024.- Un lunes que prometía ser tranquilo en Cotija, Michoacán, se convirtió en escenario de un violento enfrentamiento entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Ejército Mexicano. El resultado: siete militares heridos, dos de ellos de gravedad, en un ataque que evidencia la creciente sofisticación de los grupos criminales en México.
En la mañana del 16 de diciembre, un grupo de militares realizaba un patrullaje de rutina en un camino que conecta la comunidad de Gallineros con la cabecera municipal de Cotija. Lo que parecía ser una misión estándar se convirtió rápidamente en una pesadilla.
Según informes, los habitantes de la zona habían advertido a las fuerzas federales sobre una posible emboscada. Sin embargo, estas advertencias fueron aparentemente ignoradas.
El CJNG demostró su poderío utilizando drones cargados con explosivos y minas antipersonales. Este no es un incidente aislado; apenas unos días antes, el 11 de diciembre, se reportó un ataque similar en el municipio de Gabriel Zamora, también en Michoacán.
La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Michoacán actuó rápidamente, coordinando el traslado de paramédicos en tres aeronaves. Dos de los militares heridos de gravedad fueron trasladados de emergencia: uno al ISSSTE y otro al Hospital Militar de Apatzingán.
Este ataque no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia más amplia del CJNG para retomar el control de municipios clave como Cotija, Tingüindín y Tocumbo. El cártel busca presionar para que el Ejército Mexicano se retire de la región y que las autoridades locales designen mandos policiales que respondan a sus intereses.
Este incidente subraya la urgente necesidad de reforzar las estrategias de seguridad en la región. Aunque la Defensa ha iniciado proyectos para adquirir sistemas antidrones en varios estados, Michoacán no estaba contemplado en estos planes.
El ataque en Cotija es un recordatorio sombrío de los desafíos que enfrenta México en su lucha contra el crimen organizado. La tecnología, una vez más, se convierte en un arma de doble filo, utilizada tanto para proteger como para amenazar la seguridad nacional.