CDMX, 14 de noviembre del 2022.- Un día como hoy, el 14 de noviembre, pero de 1921, un hombre colocó una bomba dentro de un ramo de flores a los pies del altar de la Virgen de Guadalupe, en la Antigua Basílica de Ciudad de México, y se retiró rápidamente. Su objetivo era destruir la imagen de culto.
En aquel entonces, gobernaba el expresidente Álvaro Obregón, a quien los creyentes responsabilizaron por el atentado debido a su postura radical en contra de la Iglesia.
Milagrosamente, el estallido no le provocó ningún daño al ayate de la Guadalupana, gracias a que el cristo cruficado que antecedía en el altar se interpuso para «salvar» a su madre.
Sin embargo, el crucifijo de hierro y bronce de 34 kilos, hoy conocido como el santo cristo del atentado, cayó retorcido al piso. Las gradas de latón y los candeleros también fueron dañados en el atentado.
En la actualidad, el santo cristo del atentado se conserva en la Basílica de Guadalupe. Incluso, existe una oración que los feligreses recitan en honor a esta reliquia.
De acuerdo con los testimonios, el presunto autor material del atentado, un ferrocarrilero llamado Luciano Pérez, estuvo a punto de ser linchado por los creyentes, que lo vieron bajar por la escalinata del templo. Pero el mismo presidente Álvaro Obregón habría llamado a las autoridades civiles y religiosas del Tepeyac para evitar que el hombre fuera asesinado por la turba enardecida.
Guerra cristera
El atentado contra el ayate de la Virgen de Guadalupe, el símbolo religioso más querido en el país latinoamericano, es considerado como el preludio de la guerra cristera, que estalló en 1926 y culminó en 1929.
También conocida como Guerra de los cristeros o Cristiada, la guerra civil fue la resistencia ante la llamada ley calles, expedida el 14 de junio de 1926 por el presidente Plutarсo Elías Calles para acotar el culto y sacerdocio católico en México mediante el no reconocimiento de personalidad jurídica a las iglesias, la negación del derecho de poseer bienes raíces, así como la no participación del clero en la política y la prohibición de impartir culto fuera de los recintos religiosos.
Ante el temor que provocó la persecución religiosa, la imagen de la Virgen de Guadalupe fue retirada del altar y ocultada en un armario para evitar que fuera destruida. En su lugar fue colocada una copia que permaneció por un año, desde el 30 de julio de 1926 hasta el 30 de julio de 1927.
Siete años después del atentado, el 17 de julio de 1928, un activista de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana asesinó de 7 balazos a Álvaro Obregón cuando salía a comer a un restaurante en la colonia San Ángel, al sur de la ciudad.