Editor web Maya Comunicación 
Los especialistas en nutrición suelen recomendar la adición del pescado a la dieta, pero es importante asegurarse de que esté siempre fresco para prevenir posibles intoxicaciones y enfermedades. Hoy, compartimos consejos importantes a la hora de comprar pescado.
El pescado contiene muchas vitaminas y nutrientes que son esenciales para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Este alimento es rico en ácidos grasos omega-3, vitaminas y es una gran fuente de minerales, como hierro, zinc, yodo, magnesio y potasio, entre otros.
Sin embargo, el pescado se deteriora rápidamente cuando es almacenado, lo que puede hacer que, además de perder su sabor, adquiera propiedades nocivas. Por esta razón, es necesario tener en cuenta algunas cosas a la hora de comprar pescado para garantizar que se trata de un producto fresco y de buena calidad.
Ante todo, es necesario que el pescado esté almacenado en un lugar higiénico y conservado con las temperaturas adecuadas de refrigeración, es decir, entre unos 0 °C y 4 °C. Lo recomendable es que se muestren sobre una cama o bloque de hielo o en contenedores con suficiente hielo para mantenerlos frescos.
Lo primero que debes observar en el pescado que planeas comprar son sus ojos. Deben ser transparentes, brillantes y salientes. Si los ojos del pescado se ven turbios o poseen manchas rojas, significa que el alimento está en el mostrador ya desde hace algunos días.
La carne del pescado debe ser firme, pero poseer elasticidad. Una manera sencilla de descubrir si el producto es realmente fresco es presionarlo con un dedo. La carne debe regresar a su lugar luego de que se aplique la presión.
Las branquias del pescado son otro indicador de su frescura. Deben tener un color rojo brillante. Si se ven oscuras y sin brillo, significa que el pescado se sacó del agua hace algún tiempo y que ya no está fresco.
Se recomienda, además, evitar comprar pescado que presente signos de oscurecimiento o sequedad en los bordes. Tampoco se deben adquirir los pescados con un olor fuerte, como amoníaco u óxido. Debe tener un olor suave a mar o río.
