Testigo de la gesta de la Independencia de México, tierra fértil que engendró la vid y la convirtió en viñedos y donde nació uno de los cantantes mexicanos más reconocidos a nivel internacional, José Alfredo Jiménez; Dolores Hidalgo es un Pueblo Mágico que irradia encanto entre sus muros colmados de historia.
De los 46 municipios que tiene el estado de Guanajuato, quizás éste, sea el que más sueños y luchas vio. Desde su pasado como “Cocomacán” o lugar donde se cazan las tórtolas, la conquista y la proclamación por la autonomía de una nación hasta el momento en que se consagró como el punto neurálgico donde se comenzó a escribir el México de hoy.
Un siglo antes de que se diera el grito de Independencia, ya se colocaba la primera piedra de la iglesia de Dolores que después protagonizaría el evento. Casi 70 años tardó en construirse, quizá vaticinando la importancia que tendría como muestra arquitectónica del barroco pero, sobre todo, como escenario heroico.
Gastronomía que enriquece tu paladar
Entre sus calles y alrededores parece que pasa poco, pero en realidad pasa de todo. Platillos e ingredientes como el mole y el aguacate se convirtieron en nieves que se venden en la Plaza Principal para deleite de los viajeros, donde el ambiente diario parece de fin de semana. Los estudiantes se sientan sobre las bancas a repasar lecturas, mientras el olor a botanas de chicharrón con salsa roja revive el apetito de los que acaban de comer.
A este Pueblo Mágico no le hace falta nada, con tantos museos, como restaurantes y cantinas, el dilema será decidir por dónde empezar a recorrerlo. Si lo que buscas es dónde descansar, Dolores Hidalgo tiene hoteles con mucha historia, como el Posada Cocomacán, que hospedó a Benito Juárez cuando regresaba del norte del país.
Llegar al destino en automóvil te tomará 45 minutos desde San Miguel de Allende (45 km), si partes de Guanajuato capital, el camino será de una hora (60 km). Mientras, si sales de la Ciudad de México harás 4 horas 15 minutos para estar ahí (320 km).