Este sábado, usuarios y empresas alrededor del mundo, incluyendo sectores bancarios, aeronáuticos, medios de comunicación y salud, se están recuperando de lo que se ha catalogado como el «mayor apagón informático» de la historia, desencadenado por una falla en el sistema Microsoft Windows causada por una actualización de la empresa de ciberseguridad CrowdStrike.
La actualización defectuosa del software de CrowdStrike, destinada a equipos con Windows 10, provocó que muchos sistemas quedaran atrapados en la temida «pantalla azul de la muerte», según explicó George Kurtz, CEO de la compañía.
Troy Hunt, reconocido experto en ciberseguridad, describió el incidente como de una escala global sin precedentes, destacando la magnitud del impacto en diversas industrias esenciales.
Kurtz subrayó que el problema no fue resultado de un ciberataque, sino de un error técnico puntual, para el cual se brindó soporte inmediato a los clientes afectados.
El fallo afectó gravemente la plataforma de computación en la nube de Microsoft, Azure, lo que resultó en la paralización de sistemas a nivel mundial y la necesidad de reiniciar servidores en numerosas organizaciones.
El sector más golpeado fue el transporte aéreo, con aerolíneas como American Airlines, Delta y United cancelando y retrasando miles de vuelos a nivel global. En Estados Unidos, más de 31,000 vuelos se retrasaron y alrededor de 3,600 fueron cancelados, generando caos en los aeropuertos.
En Europa, aeropuertos como Heathrow, Gatwick, Schiphol y varios otros implementaron medidas de contingencia debido a problemas en sus sistemas de gestión de vuelos.
Latinoamérica experimentó afectaciones mínimas, aunque países como México y Brasil reportaron algunos problemas en servicios críticos como atención bancaria y operaciones aeroportuarias.
En el sector salud de Estados Unidos, instituciones como Kaiser Permanente enfrentaron dificultades con el acceso a información de pacientes, afectando citas médicas y procedimientos importantes.
Canadá también se vio impactado, con suspensiones temporales de vuelos por parte de aerolíneas como Porter y retrasos en el aeropuerto de Toronto.
En resumen, el incidente resalta la vulnerabilidad global ante fallos técnicos en sistemas clave, evidenciando la necesidad urgente de robustecer las infraestructuras digitales y prepararse mejor para contingencias de esta magnitud en el futuro.