Por Juan Pablo Ojeda
Hoy en día, muchas personas piensan que apagar el router de WiFi por la noche puede ayudar a ahorrar energía o darle un descanso al dispositivo. Sin embargo, esta idea es incorrecta, según expertos en tecnología y energía. Los routers están diseñados para operar de manera continua sin problemas, y el ahorro energético que se lograría apagándolos es mínimo, mientras que hacerlo de forma constante podría incluso afectar su vida útil.
La confusión sobre apagar el router por la noche proviene de varios mitos populares. Uno de los principales es el supuesto ahorro de energía. Aunque es cierto que cualquier dispositivo consume menos energía cuando está apagado, el impacto económico de dejar el router encendido es muy bajo. En promedio, un router consume entre 8 y 20 W, lo que genera un gasto anual de aproximadamente 10 euros. Así que, si bien es posible reducir el consumo programando el apagado de la red inalámbrica en horarios específicos, apagar el router por la noche no resulta en un ahorro considerable.
Otro mito común es el de «darle descanso» al router. Muchos creen que apagar el dispositivo por la noche ayuda a prolongar su vida útil. Sin embargo, los routers están diseñados para funcionar de manera continua, y el desgaste real ocurre cuando el dispositivo maneja altas cargas de trabajo. En momentos de baja actividad, como durante la noche, el router entra en reposo, y apagarlo repetidamente puede dañarlo a largo plazo.
Por otro lado, existe la creencia errónea de que las radiaciones emitidas por los routers WiFi son peligrosas y pueden causar cáncer. Sin embargo, esta afirmación carece de base científica. Los routers emiten radiación no ionizante, lo que significa que no tiene la capacidad de alterar el ADN o causar enfermedades. La hipersensibilidad electromagnética tampoco está respaldada por estudios científicos confiables, por lo que desconectar el router para evitar radiaciones no tiene ningún fundamento.
Si bien apagar el router no es una solución efectiva para reducir el consumo de energía, existen otras prácticas que sí pueden ayudar a ahorrar electricidad en casa. Por ejemplo, el uso eficiente de la iluminación, como optar por bombillas LED de bajo consumo, y el uso de electrodomésticos con alta eficiencia energética son pasos importantes. Además, gestionar el consumo eléctrico, desconectar cargadores y electrodomésticos cuando no están en uso, es una forma de optimizar el gasto.
A diferencia de los routers, hay otros dispositivos en el hogar que sí deben desconectarse cuando no están en uso, como televisores, microondas, consolas de videojuegos y sistemas de sonido. Estos aparatos, aunque apagados, pueden seguir consumiendo electricidad en modo de espera, lo que se conoce como «consumo fantasma». Desenchufarlos puede generar un ahorro significativo en la factura eléctrica.