Aunque subrayaron que en cada acción se cuidará el árbol para que éste crezca y sea guardián de sus familiares y amigos, señalaron que regresarán cada semana y mantendrán la petición de convertir este punto como un espacio para recordar los nombres y rostros de quienes no han sido localizados, y nombrarlo como glorieta de las y los desaparecidos.
Después que en el registro nacional se sobrepasó la cifra de 100 mil personas desaparecidas, se vuelve más importante recordar a cada uno, dijo Socorro Gil, madre de Jonathan Romero Gil, detenido y desaparecido en la carretera a Acapulco por policías municipales en diciembre de 2018.
“No nos quieren dejar el lugar pero vamos a seguir aquí (…) estamos aquí para visibilizar a nuestros desaparecidos y las autoridades entiendan que este lugar va a ser de nuestros desaparecidos porque no nos van a minimizar”, agregó.
Jacqueline Palmeros, madre de Monserrat, de 23 años de edad y desaparecida en julio de 2020 en los límites de Iztacalco e Iztapalapa tras abordar un vehículo, adelantó que los colectivos preparan nuevas brigadas de búsqueda en zonas como el Ajusco, donde ya han sido localizadas personas sin vida.
Mientras ayuda a colocar una de las estructuras, Ana María Maldonado, madre de Carlos Palomares Maldonado, desaparecido en 2010 en la capital del país, afirmó que las autoridades no avanzaron nada en las administraciones pasadas, y es hasta el actual sexenio cuando ha podido corroborar que hay acciones de búsqueda de su hijo. Aunque aún no han arrojado resultados, no pierde la esperanza de encontrarlo.